Sin embargo, para saltar la brecha entre la teoría y la práctica en la adopción de estilos de vida saludables, es necesario un planteamiento distinto, dinámico e innovador. Las campañas de concientización pública son cruciales, pero deben ir acompañadas de incentivos tangibles que motiven a las personas a tomar y mantener hábitos saludables.
En este contexto, las compañías de seguros, en particular las de vida y salud, emergen como actores clave. Más allá de su rol tradicional, tienen un interés directo en la salud de sus asegurados; clientes más sanos viven más, pagan más primas y presentan menos siniestros. Beneficiando tanto el bienestar del individuo como la rentabilidad del asegurador.
En Estados Unidos, apenas un 3% de los 4 billones de dólares de gasto en salud se destinan a la prevención. Sin embargo, la mayoría de las enfermedades y muertes en el mundo se deben a estilos de vida poco saludables. Es aquí donde las compañías de seguros tienen la oportunidad de redistribuir recursos, desde la protección o pago de siniestros, hacia la prevención para incentivar comportamientos más saludables, alineando sus intereses financieros con el bienestar de sus clientes.
Por ejemplo, si un cliente con una póliza de seguro de vida de 100,000 dólares falleciera, la compañía tendría que desembolsar esta suma. Lógicamente, si pudiesen, las aseguradoras preferirían invertir una parte de este monto en mantener e incentivar la salud de este asegurado para aumentar su longevidad y prevenir enfermedades de alto riesgo.
Pero hasta hace poco, dichas compañías no disponían de los medios para identificar esas oportunidades ni de la plataforma para invertir en el bienestar de sus clientes. Tampoco existía la Inteligencia Artificial (IA) y su capacidad de análisis de gran cantidad de datos con capacidad de conducir a evaluaciones de bienestar personalizadas, prediciendo los riesgos de salud individuales con precisión.
Hoy hay más de 5 billones de dólares de reservas de capital en el balance del sector asegurador de Estados Unidos que están ahí principalmente porque el riesgo de los seguros de vida se ha calculado de manera incorrecta durante los últimos 30 años, por falta de datos reales y actualizados respecto al riesgo individual. Hoy las aseguradoras disponen de la tecnología necesaria para desbloquear esa enorme cantidad de dinero y utilizarla para fomentar la salud y el bienestar de sus asegurados, lo que mejora notablemente los resultados de esas compañías de seguros.
Hoy nuevas tecnologías, particularmente IA, nos están permitiendo entregar soluciones que hasta hace poco eran impensadas.
Llegando de una semana en Davos en el encuentro del Foro Económico Mundial, del que formo parte del centro para la nueva economía y sociedad junto con líderes de tecnológicas como OpenAI y Microsoft, pude compartir y discutir estos temas en profundidad. La IA ocupó la mayor parte de la agenda del Foro. Al menos el 80% de los temas que se tocaron, la consideran un elemento que será crucial en lo que se viene para el mundo.