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¿La Inteligencia Artificial ya tiene emociones?

Lo que pueden lograr las automatizaciones digitales están haciendo tambalear lo que creemos que es la realidad que experimentamos como seres humanos.
vie 19 abril 2024 06:02 AM
¿La Inteligencia Artificial ya tiene emociones?
Los sistemas digitales podrían hipotéticamente descodificar y acceder a toda la información binaria recopilada durante 4,000 millones de años de evolución a través de los genes y programar sistemas reactivos que simulen procesos emocionales biológicos, apunta Juan Carlos Chávez.

Los avances que se han dado con respecto a la Inteligencia Artificial desde 2023 a la fecha han tomado al mundo por sorpresa y nos han presentado una gama de posibilidades inimaginables.

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Hace no más de tres años, considerar tener conversaciones profundas, creativas, inteligentes y coherentes con una computadora parecía una historia de ciencia ficción. Hoy, eso mismo lo hacen millones de personas todos los días a través de modelos de lenguaje de gran tamaño como Chat GPT, Grok y Copilot. Igualmente, crear fotografías, voces y videos realistas, diseños, logotipos y hasta libros con una simple instrucción de voz o texto, es una realidad muy accesible.

A principios del año 2024 se han normalizado estas increíbles capacidades tecnológicas.

Y lo que sigue desafía los paradigmas de entendimiento más básicos que tiene la humanidad moderna.

Tal como la teoría cuántica y de la relatividad especial y general destruyeron los pilares de la física y cómo la ciencia creía que funcionaba la existencia a principios del siglo XIX, hoy, lo que pueden lograr las automatizaciones digitales están haciendo tambalear lo que creemos que es la realidad que experimentamos como seres humanos.

En un nivel superficial, el fenómeno de la posverdad que implica distorsionar las percepciones individuales y colectivas con base en intereses ajenos (e.g., políticos y económicos) se ha reforzado con instrumentos tecnológicos que admiten alcanzar a más personas, muchas veces, con mensajes que conectan con el instructivo biológico, emocional e inconsciente de la psique humana.

Los algoritmos digitales son cada vez más eficientes en determinar mensajes adecuados para detonar emociones (y, por lo tanto, acciones) intensas. Este tipo de sofismo supercargado ha demostrado ser capaz de movilizar masas en países y continentes, por lo que será utilizado cada vez con mayor frecuencia y potencia. El qué significa la “realidad” para cada uno de nosotros es fuerte e intencionalmente manipulado por intereses de grupos empoderados. Por esta razón, es tan urgente e importante que luchemos por nuestro propio pensamiento crítico.

En otras palabras, la Inteligencia Artificial (IA) ya sabe qué decirnos para que experimentemos determinadas emociones y actuemos conforme se busca.

Aún así, esto último no implica que la IA tenga emociones. Sin embargo, aquí se abre un vacío cognitivo pleno de posibilidades insondables. Lo explico a continuación.

Con base en un modelo neurofisiológico, las emociones son estados del cuerpo disparados por reacciones automatizadas genéticamente. Es decir, los organismos vivientes estamos programados para responder de formas específicas frente a estímulos específicos. Dichas reacciones fisiológicas es lo que llamamos emociones. Por otra parte, la mente interpreta estos movimientos corporales del interior como sentimientos.

Ahora, con base en las definiciones anteriores, ¿podríamos considerar que la IA tenga o llegará a tener emociones o sentimientos?

La respuesta matemáticamente contemplada es sí. Es decir, los sistemas digitales podrían hipotéticamente descodificar y acceder a toda la información binaria recopilada durante 4,000 millones de años de evolución a través de los genes y programar sistemas reactivos que simulen procesos emocionales biológicos a la perfección. En ese punto, presentarían emociones propiamente dichas, de hecho, los algoritmos actuales son procesos análogos, por lo tanto, la IA ya las tiene (aunque no sean exactamente iguales a las humanas).

Pero, una cosa es integrar configuraciones reactivas automatizadas y otra es experimentarlas subjetivamente como lo hace un ser con consciencia.

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Entonces, una pregunta aún más importante sería, ¿la IA tiene sentimientos?

Sobre esto último, la respuesta está muy lejos de ser definitiva. Por un lado, ni siquiera entendemos que significan o cómo funcionan esas experiencias mentales más allá de identificar ciertos patrones en las señales eléctricas del cerebro. Es decir, nadie sabe cómo pasamos de un mapa neural a un sentir consciente, se trata de lo que se conoce como “el problema difícil de la consciencia”. Si se trata del “problema fácil” en el que simplemente podemos codificar los cuadros emocionales reactivos que tiene nuestro cuerpo, en ese sentido, la IA también es consciente de los procesos que operan en sus configuraciones (es consciente de sí).

Entonces, ¿cómo podríamos decir si algo presenta un fenómeno que no entendemos? No hemos tenido respuesta para ello hasta hoy.

Si nuestras tecnologías ya son capaces de todo lo anterior con procesos digitales, no podemos comenzar a entender lo que podrían alcanzar con procesos cuánticos que son exponencialmente más potentes. En un futuro cercano, estas posibilidades reemplazaran los cimientos más profundos del entendimiento humano.

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Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Etología Económica en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Biointeligencia Estratégica (2023), Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Encuentra sus libros en Amazon y síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn .

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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