Uno de los hallazgos más destacados relacionados a la salud financiera es la solicitud de un sistema de pensiones dignas, incrementos salariales anuales y programas de ahorro, además de fondos de apoyo al desempleo y herramientas de aprendizaje en finanzas personales. Estas demandas no son superficiales, sino son necesidades fundamentales que afectan directamente la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.
En el ámbito del desarrollo profesional, la capacitación en el idioma inglés y en habilidades tecnológicas se presenta como una prioridad. Como ya he enfatizado en varias ocasiones, la globalización, la digitalización de la economía y el “momento mexicano” por el nearshoring, demandan trabajadores preparados para enfrentar los desafíos del mundo laboral actual, por lo que estamos en el momento correcto para pedir que las políticas gubernamentales reflejen esta realidad cambiante y dirijan los recursos necesarios, hagan sinergia con las empresas y universidades, para la formación y el desarrollo de habilidades especialmente en los jóvenes.
Otro aspecto crucial relacionado al bienestar integral de los trabajadores es la necesidad de flexibilidad laboral, aspecto que se volvió trascendental a raíz de la pandemia. Los colaboradores demandan horarios y condiciones que les permitan conciliar su vida profesional con sus responsabilidades personales. Este no es un lujo, sino un derecho fundamental que promueve la salud de los individuos y fortalece el tejido social.
Además, es importante reconocer que esta flexibilidad laboral se exige cada vez más para atender o cuidar a familiares, lo que es una discusión actual que busca dignificar el tiempo que invierten las personas, especialmente las mujeres. Desde programas de salud mental hasta facilidades para el cuidado de niños y adultos mayores, las demandas reflejan una visión holística del bienestar que trasciende los límites del lugar de trabajo.
De manera adicional, los colaboradores demandan diversas acciones relacionadas a esta salud holística, como programas de salud mental y emocional, el cumplimento de las normas laborales para la atención de riesgos psicosociales en los centros físicos de trabajo, pero también en el trabajo remoto, además de la revisión de jornadas laborales, entre otros aspectos.