Recordemos que durante el 2022 se intensificó el fenómeno de la Gran Renuncia y aunque fue más notorio en países como Estados Unidos, también tuvo repercusión en México, pues los colaboradores renunciaron a sus empleos o pensaron hacerlo por no cumplir sus expectativas personales o profesionales. Situación que está lejos de acabarse porque en un sondeo que realizamos a fin de año en nuestro Termómetro Laboral, una cuarta parte de los encuestados dijeron que planeaban renunciar al cierre del año.
Otro fenómeno que se hizo viral fue el llamado quiet quitting o renuncia silenciosa, que se presentó como una manifestación de las generaciones más jóvenes por poner límites a las altas exigencias en los empleos o trabajo extra fuera de lo que demanda su puesto, anteponiendo su salud y el balance con su vida personal.
Sin dejar a un lado estas circunstancias que se presentaron el año pasado, la situación laboral de muchos profesionistas fue mejor en 2022 con respecto a 2021, pues según nuestra encuesta, la satisfacción creció en un 13% y esto porque obtuvieron un mejor empleo o mejora salarial o los que estaban desempleados, consiguieron un trabajo o incluso porque lograron balancear su trabajo con su vida personal.
Ahora, como líderes de las organizaciones nos toca mejorar la gestión del trabajo, ya que el esquema que prevalecerá para este 2023 será el híbrido. Porque a pesar de que los colaboradores y las empresas ya se están acostumbrando a trabajar bajo este formato eso no quiere decir que no sea un reto, pues hay que lograr un buen balance entre la flexibilidad con la productividad de la compañía, ya que será un año con gran impulso en la competitividad de los negocios.