Por su parte, el estudio de KPMG México, Riesgos en México y Centroamérica 2024, destaca que 75% de las empresas consideran los ciberataques como el principal riesgo a corto plazo, muy por encima de cualquier otro.
En este sentido, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) ha alertado sobre el aumento de fraudes cibernéticos, señalando que, al cierre de 2023, las quejas por fraudes aumentaron 20.1% respecto al mismo periodo de 2022, representando cada año una mayor proporción, ya que pasaron de 59% en 2018 a 71% en 2023.
Lo anterior subraya que la vulnerabilidad de las compañías frente a ciberataques va en aumento y que, de no atenderse, pueden ocasionarles pérdidas financieras significativas y comprometer datos sensibles, lo que a su vez traería consecuencias legales y causar afectaciones en su reputación.
Por otro lado, el riesgo de desinformación y el mal uso de la IA y la Inteligencia Artificial generativa (IAGen) se ha convertido en poco tiempo en desafío emergente que las organizaciones deben atender. Al respecto, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) asegura que la implementación de IA trae beneficios, pero también distintos riesgos por su uso incorrecto, como la generación de contenidos falsos o engañosos y la suplantación de identidad, ya que tienen el potencial de manipular la opinión pública y generar contenido que puede afectar negativamente la toma de decisiones.
Adicionalmente, la gestión inadecuada de temas ESG es un riesgo significativo que enfrenta el sector empresarial. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los desafíos ambientales globales, como la escasez de agua y la pérdida de la biodiversidad, requieren una respuesta efectiva por parte del sector privado.
En sincronía con lo anterior, la presión de los inversionistas y consumidores para que las compañías operen de manera sostenible y responsable va en aumento, lo que ha conducido a un mayor escrutinio sobre sus prácticas ESG. Por ejemplo, en México, los riesgos ESG que se consideran prioritarios para las compañías son la escasez y calidad del agua (60%) y contar con cadenas de suministro sostenibles (38%).