La ubicación geográfica y los bajos costos logísticos no son lo único que se requiere para potencializar la relocalización de las cadenas de suministro. El ESG es un invitado a la fiesta del nearshoring pues lo puede dotar de sostenibilidad, pero hay factores que aún están lejos de ocurrir.
#Entrelíneas | Sin ESG no hay nearshoring
Hoy está de moda hablar de nearshoring, incluso, ya se ha convertido en un mantra aquello que sostiene que viene una era dorada para México con la relocalización, que la cercanía con Estados Unidos es inigualable, que se tiene el talento y todas las condiciones para captar más inversiones, que dejaremos al fin de ser maquila pura.
Sin embargo, si bien no estamos frente a un espejismo, hay una serie de elementos que podrían impedir el aprovechamiento del nearshoring, en los términos que tanto se pregona. El clima de inseguridad y violencia es algo que ya casi tenemos normalizado. El rezago educativo y la carencia de talento especializado nos coloca en franca desventaja. Las limitaciones al uso de las energías renovables frente al alto consumo de energías contaminantes. La falta de vivienda en los futuros hub industriales…
Bajo ese contexto, la semana pasada se celebró la I Edición de Expansión ESG Summit, que convocó a líderes de diferentes industrias para conocer su mirada sobre el estado que guardan las prácticas corporativas en pro del cuidado del medio ambiente, el avance que se tiene para impactar positivamente en la sociedad y el compromiso por impulsar la buena gobernanza en los negocios. Ahí, se tocó la vinculación que hay entre el ESG y el nearshoring, y las conclusiones al respecto dejan un sabor con ciertos rasgos agridulces.
“El reto no solo para México, sino para todo el mundo, es el cambio climático. El nearshoring requerirá de consumo energético de una manera exponencial, de tal forma que el enorme desafío está en pasar a la energía sostenible”, expuso Antonio Von Hildrebrand, director de Contenido Leftwood Films.
Actualmente, México es el rey de las emisiones altamente contaminantes de América Latina, superando a Brasil, por lo que pasar a procesos de producción verdes parece una aventura difícil de cumplir.
“Estamos frente al desafío que se conoce como trilema energético que consiste en que, mientras la demanda de energía crece y seguirá creciendo, la oferta se va rezagando, al tiempo que requerimos que ésta sea lo más costeable y redituable posible”, explicó Leonardo Robles, vicepresidente de Desarrollo de Negocios y Comercial de TC Energy México. “Cómo balancear estos tres elementos ha sido el tema de debate en todas las mesas”.
Sin gas natural, no hay nearshoring. De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), hay una relación entre el acceso al gas natural y el incremento al Producto Interno Bruto en las entidades que hacen uso de esta opción energética.
Junto con la revolución energética, hay otro elemento que requiere de un profundo compromiso: la cultura en pro de la sustentabilidad. Hoy, en muchas de las estrategias de negocio domina el corto plazo, cuando la sustentabilidad implica valorar el largo plazo. Por lo tanto, pensar en el respeto y cuidado a la biodiversidad, en el impacto social, en la regeneración de los recursos naturales, no está en el foco de muchos inversionistas.
El T-MEC, sin embargo, obliga a integrar todos los postulados alrededor del ESG; una cultura respetuosa hacia los colaboradores y a la defensa de los derechos humanos, una filosofía ética en la práctica corporativa, cumplimiento fiscal, más productividad a través de procesos industriales regenerativos… Bajo esos criterios, la gran pregunta está en saber si las empresas mexicanas han decidido por convicción adoptar estos elementos, y muchos otros más, o los asumen obligados a cumplir con las exigencias internacionales.
Durante la conversación registrada en Expansión ESG Summit 2024, los panelistas coincidieron en que otro de los puntos que hace falta trabajar son las alianzas público-privadas, lo que significa contar con políticas públicas de fomento al ESG y compromiso de los inversionistas.
“Con muchas más alianzas entre el sector privado y el público sería posible hacerles frente a los pendientes, porque hoy todavía estamos trabajando mucho en silos para poder realmente llevar a cabo todo lo que necesitamos para capitalizar el nearshoring”, afirmó Rosalina Tornel, vicepresidenta de Marketing & General Manager de Gamesa, Quaker y Sonric’s para PepsiCo México.
“¿Cómo nos preparamos para la segunda ola del nearshoring? Hay elementos en los que estamos relativamente bien parados y otros en los que nos está costando mucho trabajo. Hay un largo camino por recorrer y lo importante es cómo poner los pilares para que esto vaya avanzando más rápido, porque de otra manera tenemos que construir desde cero. Hay que poner por diseño todo este tema ESG para que el crecimiento esté basado en ello”, añadió Daniel Ríos, vicepresidente adjunto de Asuntos Externos y Sustentabilidad en AT&T México.
La sostenibilidad es competitividad hoy por hoy. Así, la mejor decisión de negocio es que haya un mejor uso de los recursos ambientales, una gobernanza más transparente y ética, una operación que impulse el desarrollo social de las comunidades. Sin embargo, ya vamos tarde.
“Lamentablemente, en México planeamos a seis años. Si nosotros hubiéramos hecho las pirámides de Egipto, cada seis años le cambiáramos la cara a la esfinge. Y yo creo que no se puede planear así. Lo que necesitamos son objetivos de largo plazo y entregar estafetas”, sentenció Sergio Leal, presidente del Consejo de Administración de Grupo Vinte.
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Otro de los grandes retos del nearshoring radica en impulsar la inclusión. La relocalización de las cadenas de suministro no es solo cosa de hombres. Las mujeres, la diversidad, también tienen mucho qué aportar. Si se quieren negocios más rentables, más innovadores y creativos, la inclusión es el camino.
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Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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