En el mundo corporativo, el concepto de indicadores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) se desarrolló desde hace más de 50 años. No obstante, a través de los años, su significado ha sufrido transformaciones y evoluciones conforme los avances de la tecnología, el surgimiento de nuevos movimientos ecológicos y el fortalecimiento de los ya existentes, así como una mayor exposición de las problemáticas sociales y laborales; pero en esencia, el concepto permanece y dota a las empresas que lo aplican de un significado adicional al objetivo intrínseco de ser productivos o rentables.
Criterios ESG, una práctica de transparencia proactiva para un futuro sostenible
Fue durante 1970 que se crearon los primeros fondos de inversión socialmente responsables (ISR, por sus siglas en inglés), los cuales se enfocan en invertir en empresas que tengan un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Por ejemplo, el Fondo World Pax fue el primero en evaluar y vetar a empresas de producción de armas nucleares, que apoyaran la guerra de Vietnam o que fueran industrias de alcohol o tabaco, en función de su impacto ambiental y social.
Con el tiempo, se ha desarrollado todo un ecosistema de evaluación, indicadores y metodologías de gestión de riesgos que han evolucionado a medida que la tecnología ha avanzado, permitiendo dar seguimiento de manera mucho más eficiente para las empresas y quienes auditan el cumplimiento de criterios ESG dentro de las empresas.
Afortunadamente, hemos visto que el compromiso de muchas empresas que voluntariamente se someten a esta revisión de criterios lo hacen por un motivo más allá del cumplimiento, del compliance por cada caso o cada entidad reguladora, de posibles financiadoras o incluso, por presión de los Consejos de las empresas. Estas empresas incorporan y abrazan los criterios de ESG porque los visualizan como herramientas prospectivas para prevenir crisis en el futuro, pero sobre todo porque les dan el blindaje reputacional necesario al cumplir un propósito y un sentido social más allá de la lógica de generación de riqueza que les pudieran pedir sus inversores.
Para algunas otras mipymes y empresas aún no son razones suficientes. Por ello, a continuación les comparto algunas razones adicionales del por qué las empresas deberían de fortalecer sus indicadores ESG:
1. Los consumidores te prefieren
Según la encuesta EY Future Consumer Index, realizada por la firma de consultoría y auditoría EY, en México se ha producido un cambio entre los consumidores hacia priorizar su preocupación por el medio ambiente. Por ejemplo, el 52% de los mexicanos encuestados afirma que la sostenibilidad en los productos que adquieren se encuentra dentro de los factores que determinarán si eligen una marca.
2. Tu fuerza laboral te prefiere
Las empresas que priorizan los indicadores de ESG tienden a atraer y retener talento de manera más efectiva. Un estudio reciente de PWC encontró que el 68% de quienes buscan trabajo consideran que las políticas y prácticas ambientales son importantes al considerar una oferta de trabajo, el 66% considera que las políticas de gobernanza son importantes y al 75% le preocupa el impacto social de la organización para la que trabaja.
3. Mejores posibilidades de fondeo
Los inversores también están poniendo mayor énfasis en los factores ESG a la hora de tomar decisiones de inversión. A la fecha, más del 90% de las empresas del índice Standard & Poor's 500 publican informes ESG de algún tipo, lo que refleja una mayor tendencia a la transparencia de éstas.
Los inversores reconocen que las empresas con sólidas prácticas ESG están mejor posicionadas para afrontar los cambios regulatorios, los riesgos reputacionales y las cambiantes demandas del mercado. Por lo que no se extraña que de acuerdo a datos de la Alianza Global de Inversión Sostenible, en 2022 se hicieron inversiones sostenibles por más de 30 billones de dólares a nivel global.
Con todas estas razones de peso, me gustaría exponer algunas claves sobre qué metodología debe seguir una empresa para iniciar a reportar criterios de ESG:
1. Establecer responsables de la política de ESG al interior de las compañías.
2. Realizar un estudio de materialidad para entender qué es lo que se cuenta dentro de la empresa y cómo se pueden perfilar los criterios hacia las acciones que se realizan o falta llevar a cabo.
3. Delimitar un plan de trabajo que establezca metas claras, hitos importantes y tiempos que permitan avanzar junto con el equipo.
4. Realizar los reportes en cada uno de los ejes (ambiental, social y gobernanza) para comunicar de manera asertiva a sus stakeholders el nivel de cumplimiento.
Tal como lo vimos con algunos panelistas el Summit ESG de Expansión sobre Futuro Sostenible, la medición y el cumplimiento de estos indicadores ESG no es algo nuevo, pero sí es una realidad que cada vez un mayor número de empresas -de todos los tamaños- se suman voluntariamente a esta ola de transparencia proactiva que interesa a stakeholders, incluidos los consumidores, los propios trabajadores dentro de las empresas y, por supuesto, los inversionistas.
Esperemos que esta tendencia de buenas prácticas del cumplimiento de criterios ESG que hemos visto en los últimos años en Europa y Estados Unidos continúe creciendo en América Latina, y especialmente en México, para que tanto trabajadores como consumidores podamos exigir que las empresas actúen ya no solo de “buena fe” sino dentro de “todas las de la ley”.
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Nota del editor: Mundo Montes de Oca es Director de Asuntos Públicos en Llorente y Cuenca México. Síguelo en LinkedIn y/o escríbele a mundo.montesdeoca@llyc.global Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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