El problema se agrava por el crecimiento demográfico y el casi 40% de fuga en el total del agua tratada, afectando importantes centros económicos como Ciudad de México, Monterrey y Querétaro.
Otro factor a considerar es la contaminación por aguas residuales no tratadas (industriales y agroquímicos). Aproximadamente el 30% de éstas no se trata, aunque el gobierno opera sitios de monitoreo para evaluar la calidad del agua superficial en todo el país.
En todo el mundo la brecha entre la oferta y la demanda de agua se está ampliando. Para 2050 se espera un déficit del 53% en el suministro global de agua, lo que planteará problemas importantes para las empresas.
La escasez de agua o la disminución de su calidad afectan las materias primas, los precios de mercado y los costos de transporte, lo cual crea escenarios de riesgos regulatorios como derechos de agua reasignados, aumento de tarifas, sanciones, penalidades y riesgos reputacionales.
Pensando "fuera de la valla"
En este entorno de riesgo hídrico, muchas compañías se centran en soluciones “in situ”, como la mejora de la infraestructura, la adopción de procesos mejorados, la reparación de fugas y el tratamiento del agua, para cumplir con las regulaciones.
Los directivos a menudo creen erróneamente que siempre estará disponible el servicio público a bajo costo, lo cual no siempre será así. Las sequías y la contaminación pueden aumentar los costos de tratamiento. Las nuevas regulaciones pueden aumentar los costos de acceso al agua o limitar las extracciones.
Alrededor del 80% de las aguas residuales del mundo se descargan sin tratamiento lo cual puede dañar la vida, los ecosistemas y amenazar a las comunidades lo que a su vez eleva los riesgos reputacionales, de sanciones o de pérdida de valor para los accionistas.
La resiliencia hídrica requiere mirar “más allá de la valla” para comprender las necesidades y factores estresantes. Con un panorama completo de los riesgos potenciales, las empresas pueden garantizar flexibilidad y redundancias para resistir shocks externos y adaptarse a climas y condiciones de mercado cambiantes.
Nadie puede hacerlo solo
Los líderes que miren más allá de sus operaciones inmediatas se darán cuenta que abordar los desafíos relacionados con el agua requiere colaboración. Al abordar las causas fundamentales, en vez de reaccionar ante las contingencias, las empresas ahorran costos y mejoran la resiliencia.
Varios ejemplos muestran cómo los esfuerzos colaborativos de resiliencia hídrica benefician a las comunidades e industrias locales:
- Aguascalientes, una ciudad de rápido crecimiento de México, enfrenta un déficit de agua de 280 millones de metros cúbicos anuales, y la agricultura representa el 70% de las extracciones.
- Empresas maultinacionales del sector alimentos y bebidas han co-invirtido en el fondos para promover la resiliencia hídrica apoyando el riego sustentable, apoyar proyectos de reforestación y recuperación de suelos, así como programas de recuperación de cuencas de ríos para aumemntar la disponibilidad de agua.