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Desaprender y reaprender, el camino para liderar en tiempos de cambio constante

Solo soltando el pasado podemos estar preparados para las oportunidades del futuro y mantener nuestro liderazgo a la vanguardia en un mundo impredecible.
vie 04 octubre 2024 06:04 AM
Desaprender y reaprender, el camino para liderar en tiempos de cambio constante
El liderazgo eficiente ya no depende solo de la experiencia acumulada, sino de la capacidad de desaprender y reaprender continuamente, considera Héctor Meza Curiel.

El liderazgo efectivo hoy exige más que éxitos pasados. En un entorno marcado por la globalización, la incertidumbre y el cambio constante, aferrarse a estrategias antiguas puede convertirse en el mayor obstáculo para el éxito. En mi experiencia, he sido testigo de cómo algunos líderes -incluyéndome- hemos caído en la trampa de seguir confiando en fórmulas que alguna vez funcionaron. Sin embargo, lo que ayer era una ventaja competitiva, hoy puede ser irrelevante.

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Los mercados cambian, las tecnologías disruptivas surgen y las expectativas de los consumidores se transforman a un ritmo acelerado. Por esto, la capacidad de desaprender y reaprender se vuelve esencial para transformarse y ejercer un liderazgo eficaz.

Dejando atrás lo que impide nuestra evolución

Desaprender no es simplemente olvidar lo aprendido; es un proceso estratégico que desafía nuestras creencias más arraigadas. Implica dejar atrás hábitos y suposiciones que alguna vez fueron útiles, pero que hoy pueden frenar nuestro crecimiento. Este acto deliberado abre espacio para nuevas formas de pensar y actuar, un ejercicio de humildad donde reconocemos que el conocimiento es dinámico, y que la rigidez mental es enemiga de la innovación.

Un claro ejemplo es la dependencia en estructuras jerárquicas rígidas. Durante años, muchas industrias prosperaron bajo un liderazgo empresarial basado en el control estricto de decisiones y operaciones. Sin embargo, en la actualidad, los modelos más exitosos son los que fomentan la colaboración, la adaptabilidad y la empatía. Los líderes debemos desaprender la idea de que el control lo es todo, y redescubrir el poder de la flexibilidad y la confianza en nuestros equipos para liderar con éxito en este nuevo contexto.

En tiempos de cambio acelerado, desaprender es primordial para liderar

Para avanzar en este escenario de transformación constante, los líderes no solo debemos adquirir nuevas habilidades o adoptar nuevas tecnologías; también debemos desaprender lo que ya no funciona. Este proceso, aunque incómodo, es esencial para evitar el estancamiento, ya que nos obliga a cuestionar lo que alguna vez nos hizo exitosos.

Desaprender no es algo automático ni casual, requiere autoconciencia y humildad. Es un acto deliberado que nos lleva a reconocer que las herramientas, estrategias y creencias que definieron nuestro éxito en el pasado pueden estar limitando nuestra capacidad de liderar hoy. Implica salir de la zona de confort y estar abiertos a perspectivas más frescas y ágiles que realmente marquen la diferencia.

Por ejemplo, muchos de nosotros internalizamos la idea de que el éxito se mide solo por el crecimiento financiero o la expansión del negocio. Sin embargo, en la actualidad, las métricas de éxito también incluyen la responsabilidad social y el bienestar de nuestros colaboradores. Desaprender nuestra antigua visión de éxito es fundamental para adoptar una perspectiva más holística y humana del liderazgo.

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Reaprender para un liderazgo efectivo en el siglo XXI

Después de desaprender, el siguiente paso crítico para liderar eficazmente en el siglo XXI es reaprender. Esto significa estar abiertos a nuevos conocimientos, adoptar tecnologías y prácticas que reflejen las demandas actuales, y evolucionar constantemente. En un entorno donde la única constante es el cambio, el liderazgo debe ser flexible y adaptable.

Hoy, como líderes, necesitamos reaprender a liderar en un mundo que presenta nuevos modelos de trabajo, donde la inteligencia artificial redefine la productividad y donde las generaciones más jóvenes buscan un propósito más allá del éxito financiero.

El liderazgo eficiente ya no depende solo de la experiencia acumulada, sino de la capacidad de desaprender y reaprender continuamente. Solo soltando el pasado podemos estar preparados para las oportunidades del futuro y mantener nuestro liderazgo a la vanguardia en un mundo impredecible. Aquellos que no estén dispuestos a dejar atrás las viejas formas corren el riesgo de quedarse rezagados. La clave del progreso no está en lo que ya sabemos, sino en nuestra disposición a evolucionar constantemente.

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Nota del editor: Héctor Meza Curiel es Director General de InfoSol. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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