Los emprendedores sobre todo, buscan vender sin importar si generan o no una imagen con respeto, inclusión, sustentabilidad (tan necesaria en estos tiempos), y veracidad. Si tomaran en serio la comunicación en sus nuevas empresas su impacto lograría proyectos a largo plazo y no solo ganancias poco duraderas cuando sale alguien más con propuestas más estudiadas o bien estructuradas.
En el ámbito corporativo, nos encontramos en un momento en el que las empresas necesitan, y deben, dar a conocer cómo contribuyen de forma positiva tanto a la sociedad como a la consecución de metas globales, compartir su visión, políticas, planes de acción y resultados.
Pero, para que esta comunicación sea efectiva, es esencial que se realice con conciencia. Esta conciencia nos ayudará a que nuestras estrategias sean relevantes, respetuosas y aporten valor.
Entender el contexto y a nuestro público
Un primer paso importante es asegurarse de conocer en detalle los fenómenos sobre los que nos vamos a posicionar y sus implicaciones. En un mundo definido por la inmediatez, la importancia de seguir tendencias para no perder relevancia y la sobreinformación, resulta crucial dedicar el tiempo necesario a estudiar, informarnos y construir un buen posicionamiento. Debemos entender el escenario sobre el que planteamos nuestras estrategias, con sus actores, evidencias y perspectivas de futuro.
Por otra parte, es indispensable conocer a nuestro público y ser empáticos con él. Esto implica entender sus necesidades, intereses y preocupaciones. La escucha activa y el reconocimiento de las emociones de nuestra audiencia son aspectos clave de este proceso, deberemos tener en cuenta las diferentes experiencias y perspectivas de nuestro público y asegurarnos de que nuestros mensajes resuenen con él.
Mensajes claros y coherentes
Un mensaje claro y coherente es más probable que tenga el impacto deseado. Por lo tanto, debemos esforzarnos por construir mensajes que sean fáciles de entender y que transmitan de manera efectiva. El discurso debe ser veraz, respetuoso, inclusivo y relevante. Pero, además, debemos cuidar especialmente el tono y el lenguaje que vamos a emplear.
Y, ¿cómo conseguir el impacto deseado en nuestras audiencias?
Las historias nos ayudan a empatizar e interiorizar y son una de las herramientas preferidas para generar conexión. Pero no debemos olvidarnos de que debemos hacer un uso ético de estas historias, se cuenten en el formato que se cuenten. Esto implica obtener el consentimiento informado de sus protagonistas, cuidar minuciosamente los datos que recopilamos y con los que trabajamos, adherirnos al principio de no hacer daño y buscar siempre la veracidad.
Sí, las historias nos ayudan a conectar con nuestra audiencia en el plano emocional, pero también pueden generar rechazo. Esto ocurrirá, sobre todo, si no hemos tenido en cuenta nuestros propios sesgos o si nos “apropiamos” de las experiencias del otro. Será importante abordar la comunicación realizando esos “exámenes” para entender nuestro bagaje, prejuicios interiorizados o adquiridos, y conocer nuestro punto de partida.