A medida que avanzamos en el 2024, el paisaje del marketing está experimentando una metamorfosis en toda norma, impulsada por la avanzada fusión de la ciencia de datos y la inteligencia artificial (IA). Esta transformación trasciende la simple adopción de nuevas tecnologías; representa un replanteamiento fundamental de nuestras estrategias de marketing y de la forma en cómo los profesionales afrontamos los retos que nuestro contexto nos presenta.
El marketing como ciencia. Desentrañar el futuro de la comunicación de marca
Entender al marketing como ciencia implica comprender su capacidad para analizar complejidades antes insondables y personalizar experiencias a un nivel micro. Seamos claros en este punto, esto no es una moda pasajera, sino un cambio paradigmático en nuestra aproximación al mercado y en la forma en cómo hoy las marcas deben comunicarse con su público objetivo bajo una relación 1:1.
La esencia de esta revolución (y diría que también nuestra responsabilidad) reside en la capacidad de interpretar y prever el comportamiento del consumidor con una precisión casi quirúrgica. Los días en que las decisiones de marketing se basaban en conjeturas educadas y análisis superficiales quedaron atrás. Esa etapa en la cual los experto podíamos respaldarnos en métricas de vanidad y con ello simular el alcance de los objetivos de negocios sin necesariamente poner valor sobre la mesa, no es más que un recuerdo en el contexto que hoy vivimos.
El marketing entendido como ciencia, nos permite sumergirnos en un océano de datos, extrayendo perlas de insight que informan estrategias ultra-personalizadas. Estas estrategias no solo son más efectivas, sino que también son más eficientes, alineando los mensajes de marketing con las necesidades y deseos exactos de los consumidores.
Consideremos el impacto práctico de este enfoque: la optimización en tiempo real de las campañas publicitarias, no solo en términos de audiencia sino también en el momento y modo de interacción. La capacidad de predecir y adaptarse a las tendencias de consumo antes de que se generalicen abre una ventana a un nivel de proactividad y relevancia que antes era inalcanzable. Estamos hablando de un marketing que por primera vez en la historia es capaz de dejar una posición reactiva ante las tendencias y predecir the next big thing para poder dirigir la tendencia en torno a los deseos y necesidades de las personas, creando una sinergia entre marca y consumidor como nunca antes se había visto.
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El poder del marketing
Sin embargo, esta nueva era trae consigo una responsabilidad mayor hacia la transparencia y la ética. A medida que nos adentramos más en la vida de nuestros consumidores, es imperativo que lo hagamos con respeto y consideración. La ciencia del marketing nos ofrece el poder de influir, pero este poder debe ejercerse con una conciencia clara de su impacto tanto en los individuos como en la sociedad en general.
Abrazar plenamente la idea de que hoy el marketing ha dejado de ser solamente una técnica, y se ha convertido en una ciencia, requiere superar ciertos obstáculos, como la inversión en tecnología avanzada y en el desarrollo de talento capaz de navegar este nuevo panorama. Además, implica un cambio cultural hacia la aceptación de la experimentación (y con ella, el reconocimiento del posible fracaso) y el aprendizaje continuo. No obstante, las recompensas, como un conocimiento profundo del cliente, una eficiencia sin precedentes y una ventaja competitiva duradera, son demasiado significativas para ignorarlas.
Evolución inteligente
Y si bien puede sonar como que esto es ya algo de lo que todo el mundo está hablando, no deja de asombrarme la cantidad de clientes que se maravillan una vez que les hablo sobre las posibilidades que estas nuevas tecnologías nos permiten alcanzar.
Más aún, cuando comienzo a mostrarles en la práctica el cómo la unión entre la información de sus propias bases de datos, las herramientas de AI con la que hoy cualquier estudiante puede contar y el enfoque a un sistema de experimentación constante (o hasta cierto punto obsesiva) puede repercutir en un impacto directo a sus utilidades, los deja sencillamente estupefactos y recriminándose por no haber conocido esto antes. Esto me deja claro que como profesionales aún tenemos un largo trecho por recorrer en el camino de la evangelización de esta nueva forma de trabajo.
En definitiva, ver al marketing como una ciencia representa una evolución hacia un enfoque más inteligente, personalizado y responsable en el ámbito digital. A medida que avanza la industria y más allá, las marcas que adopten y se adapten a este cambio no sólo sobrevivirán, sino que prosperarán. Se abrirán paso hacia un futuro donde el marketing y la tecnología convergen para forjar experiencias que resonarán profundamente con los consumidores. La pregunta que me queda por hacerte es: ¿estás listo para liderar esta revolución? Yo sí.
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Nota del editor: Mario Fernánde es Senior Business Consultant. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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