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México pasa de panzazo; suerte no duraría mucho

Moody’s considera que México aún cuenta con condiciones actuales relativamente favorables, pero espera que el panorama para el país se deteriore en los próximos 12 meses.
jue 21 noviembre 2024 06:06 AM
Operación cicatriz
El reciente recorte de Moody's en la perspectiva de la calificación crediticia se debería poner en su justa medida: aunque México pasó de panzazo en su evaluación actual, reprobó en sus expectativas, apunta Ángel Huerta.

En más de una ocasión celebré pasar una materia con 7 de calificación, especialmente en aquellas que más se me dificultaban o en las que tenía profesores demasiado estrictos. Hoy, México atraviesa una situación similar.

Recientemente, la agencia calificadora Moody’s cambió la perspectiva de la calificación crediticia de México de estable a negativa, pero mantuvo la calificación misma en Baa2.

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Es importante aclarar cuáles son las diferencias entre la calificación y su perspectiva. Si bien ambas son la valoración de una entidad -pueden ser empresas, países, fondos de inversión, etcétera (etc)-, la calificación crediticia evalúa sus condiciones actuales, mientras que la perspectiva plasma la visión futura que tienen las agencias de la entidad que están calificando.

Aclarado eso, nuestra primera conclusión natural es que Moody’s considera que México aún cuenta con condiciones actuales relativamente favorables, pero espera que el panorama para el país se deteriore en los próximos 12 meses.

Y es justamente lo que se mencionó en el comunicado: la agencia reconoce que México mantiene una sólida posición macroeconómica (e. g. nivel adecuado de reservas internacionales). Además, se espera que sea uno de los países más beneficiados del proceso de relocalización global de las cadenas de valor (nearshoring).

Eso pareció ser suficiente para retener la nota y mantenerse dos niveles por arriba del grado de inversión. Es decir, definitivamente México no es el país estrella, pero tampoco es el peor de la clase. Digamos que pasó con 7.

Pese a lo anterior, eso no le alcanzó al país para asegurar una buena nota futura. Eso es lo que significó el cambio en la perspectiva. Moody’s señaló ciertos riesgos fiscales (bajo crecimiento y baja recaudación, presión en las finanzas públicas por apoyo a Pemex, dificultades para conseguir la consolidación fiscal). Además, en esta evaluación, la agencia hizo un particular énfasis en el deterioro institucional, la cual va a generar más incertidumbre (reforma judicial; desaparición de organismo autónomos).

Así, como lo que se revisó fue la perspectiva, y no la calificación, la noticia y sus consecuencias se han tomado un poco a la ligera.

Entonces, ¿cuáles son las consecuencias específicamente de un cambio en la perspectiva?

Las implicaciones que tienen los recortes a la calificación parecen obvias: una peor evaluación indica un mayor riesgo para los inversionistas, lo que podría limitar las inversiones, e incluso propiciar la salida de capitales; el acceso al financiamiento sería más costoso; la cotización de los activos nacionales podría depreciarse; las condiciones se los programas se asistencia internacional podrían endurecerse, etc.

Por su parte, las que son específicamente consecuencia de la revisión a la baja en la perspectiva, si bien no son tan severas, tampoco son triviales.

En primer lugar, una disminución en la perspectiva podría ser la antesala de un recorte a la calificación propiamente dicha, y detonar con ello todas las implicaciones ya señaladas.

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Además, esta primera revisión es el primer foco rojo para los actores económicos relacionados con la entidad evaluada. Aunque es poco probable que retiren sus capitales de la entidad de forma inmediata (como sí podría pasar cuando una calificación es degradada, en especial si se lleva a grado especulativo), los inversores tomarían decisiones más cautelosas.

Por otro lado, otras entidades o activos relacionados con aquella que está siendo evaluada, también podrían estar sujetas a un escrutinio y con ello provocar un efecto dominó (revisión a empresas, gobiernos, e instrumentos subnacionales).

Y en última instancia, al ser la evaluación de las condiciones futuras, una baja en la perspectiva podría ser una ‘profecía autocumplida’, en caso de no corregirse el rumbo tras la revisión.

Por todo ello, el reciente recorte en la perspectiva de la calificación crediticia se debería poner en su justa medida: aunque México pasó de panzazo en su evaluación actual, reprobó en sus expectativas, y si no se corrige el rumbo, dentro de poco reprobaremos en ambas evaluaciones.

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Nota del editor: Ángel Huerta es analista económico de Grupo Financiero Bx+ . Economista y aprendiz de matemático. Le gustan los tacos, la música clásica, y las discusiones académicas sobre crecimiento económico y desarrollo social. Aprende mucho en Grupo Financiero Bx+ . Tuitea luego existe en @aiihmonzalvo Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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