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#Entrelíneas | IP-Sheinbaum. Los primeros escarceos para una buena relación

A lo largo de estos meses, ha quedado ya claro que sí hay una diferencia sustancial en términos de la interlocución de este gobierno con el anterior.
lun 27 enero 2025 06:04 AM
Plan Mexico
El gobierno llama a los empresarios a apostar por las inversiones en México.

Algo, que hasta hace muy poco parecía inimaginable, está registrando sus primeros trazos. El segundo piso de la autollamada Cuarta Transformación está rompiendo con las formas y la narrativa que imperaron durante el pasado sexenio y que mantuvieron a la comunidad empresarial contra las cuerdas, alejada de la toma de decisiones.

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Contexto:

Los órganos de representación empresarial, en su búsqueda por sostener una estrecha relación con el poder político, se metieron un buen rato en un laberinto. En la historia quedará como un capítulo negro el golpeteo y distanciamiento que padeció durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Incluso, antes de la pasada elección presidencial y cuando las encuestas perfilaban la victoria de la entonces candidata del partido en el poder, las sensaciones que gravitaban en las altas esferas de la comunidad empresarial eran la resignación e incertidumbre pues se pensaba que nada cambiaría y que el alejamiento continuaría.

El llamado que surgió de las urnas los orilló a asumir posturas. ¿Pragmatismo? La arrolladora victoria de Claudia Sheinbaum obligaba a buscar puentes de interlocución. Mientras algunos organismos habían empezado a tejer la relación semanas atrás, la preocupación que tenían otros dio paso a la ocupación por definir de inmediato los caminos para acercarse al futuro gobierno, aun manteniendo la percepción de que la presidenta electa era una copia fiel de su antecesor.

La desconfianza que por mucho tiempo habitaba en la mente de muchos miembros de la comunidad empresarial, si bien persistía, empezó a ser acompañada por una sensación de sorpresa en los primeros días de diciembre. Poco después de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, la percepción empezó a cambiar. Los teléfonos de muchos empresarios comenzaron a sonar y la programación de citas se intensificó, y con ello se registraron las primeras muestras de interés de muchos funcionarios públicos por entender el estado que guardaba la agenda económica y los caminos que podían tomarse para su atención y/o solución. Algo impensable.

Así, lo que no existió un sexenio atrás, tuvo lugar en el preludio del actual. Durante las primeras cuatro semanas de la administración de la Presidenta Claudia Sheinbaum se multiplicaron las llamadas de consulta por parte de servidores públicos hacia líderes empresariales y a partir de las primeras reuniones algo empezó a llamar la atención: la preparación con la que llegaban los servidores públicos, la toma de notas y el seguimiento a los acuerdos.

Ahora, a lo largo de estos meses, ha quedado ya claro que sí hay una diferencia sustancial en términos de la interlocución de este gobierno con el anterior. A raíz del amargo sabor que dejó el sexenio pasado, la molestia no se ha ido, persiste por las formas que profesan algunos servidores públicos y legisladores del Congreso afines a la autollamada Cuarta Transformación, pero cada vez más hay un reconocimiento de que la apertura sí se está manifestado, aunque la duda gira en torno a saber hasta dónde esta apertura se traducirá en acciones concretas.

Nombres: Antonio Martínez Dagnino, jefe del Servicio de Administración Tributaria, sostiene la postura que exige el cargo; por lo tanto, no es un funcionario que muestre mucha apertura hacia los empresarios. Por su parte, Julio Berdegué Sacristán, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, no es una persona fácil y está muy casado con sus ideas, lo que provoca mucha inquietud en algunos representantes del sector privado; mientras que en el Poder Legislativo es donde aún gravitan las maneras y narrativas que florecieron durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Los cambios se están registrando fundamentalmente en la Secretaría de Economía, a cargo de Marcelo Ebrard. En los hechos, por ejemplo, algunos trámites para el cumplimiento de importaciones y exportaciones estaban atorados, y ahora empiezan a tener una velocidad distinta. Al mismo tiempo, los contactos con las cabezas de la Guardia Nacional para encontrar mecanismos que permitan contrarrestar los impactos del robo al transporte y los delitos cibernéticos, ya se están afinando.

De acuerdo con testimonios recabados con empresarios que han sido parte de estas conversaciones, el mensaje entrelíneas que se desvela es el reconocimiento por parte del sector público a un fenómeno que, para el gobierno anterior, resultaba inconcebible aceptar: no es posible enfrentar los grandes desafíos del país con la sola voluntad de las autoridades; el acompañamiento y contribución de otros actores, sin condicionamientos, es la única manera de mejorar las circunstancias.

En este momento, hay dos factores que están provocando el cambio de animosidades: el ‘Plan México’ y los inminentes pleitos comerciales con la administración encabezada por Donald Trump.

Durante la reciente presentación del ‘Plan México’, Claudia Sheinbaum tuvo un gesto que, para muchos de los empresarios que asistieron al Museo de Antropología e Historia, fue muy gratificante: bautizar dicho plan como un primer borrador, con lo que deslizó la invitación para que los empresarios fueran parte del proceso de cambios y sugerencias. La buena actitud de trabajar en equipo y la humildad de reconocer que el ‘Plan México’ es perfectible fueron señales muy bien recibidas.

En los discursos oficiales, se dijo que el ‘Plan México’ era un instrumento inédito, que no solo se había elaborado en las oficinas públicas y que significaba un trabajo de buena fe y de compromiso por México. La Presidenta de la República mencionó que dicho plan reflejaba una visión de desarrollo y de largo plazo para el país, equitativa, sustentable, de crecimiento y bienestar, al margen de las diferencias que se tuvieran.

Por otro lado, la amenaza de aranceles lanzada por Donald Trump está fortaleciendo una postura entre los sectores público y privado: vamos de la mano, la nueva realidad en la relación con Estados Unidos requiere de una preparación muy delicada y profunda pues, si se pretende sustituir la influencia de China en América del Norte, es vital trabajar en conjunto para que México sea tan eficaz y eficiente como China.

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Sin embargo, como en toda relación, también ésta cuenta con dos ingredientes que podrían descomponer la concordia: la inseguridad y la incertidumbre jurídica. Los golpes del crimen organizado que han provocado la suspensión o el cierre de operaciones de algunas empresas son elementos de preocupación y molestia en el sector privado. Los futuros pleitos en el marco de la reforma al Poder Judicial, que podrían ser esgrimidos con jueces a modo, también detonan mucha incertidumbre. Es decir, la buena relación que hoy se respira trae consigo ciertas reservas.

En simultáneo, los organismos de representación empresarial trabajan para mejorar su interlocución con Secretarios de Estado y, evidentemente, con la Presidenta de la República. La extraordinaria relación -no es exageración- que sostiene el CCE con Claudia Sheinbaum es gracias a las habilidades personales de su líder, Francisco Cervantes, quien goza de toda la confianza de la sucesora de Andrés Manuel López Obrador. El liderazgo del Consejo Mexicano de Negocios no incide. El Consejo Ejecutivo de Empresas Globales y la AmCham han sabido adaptarse a los tiempos y mantienen las puertas abiertas. La Concamin busca la manera de empatar su visión con la del gobierno. La Coparmex, fiel a su tradición, en ocasiones manifiesta su mirada crítica. Todos, de algún modo, buscan alinearse al poder político dominante.

Con sus matices, hay varios consensos: la inseguridad es un tema delicado, se reconoce que hay un cambio de rumbo con la súper secretaría de Omar García Harfuch pero preocupa mucho Sinaloa; inquietan los aranceles anunciados por Donald Trump, así como la marabunta de deportaciones que se proyecta; se mantienen las red flags ante el radicalismo que ha demostrado el Congreso; la suerte del ‘Plan México’ dependerá de los cómo y de las inversiones para materializarlo.

Mientras el círculo rojo se ha pronunciado a favor de que Claudia Sheinbaum tome distancia de su antecesor, el balance que hasta el momento se tiene se inclina hacia un cambio de narrativa del poder político frente a los empresarios. No se trata de un distanciamiento de Andrés Manuel López Obrador. Mucho menos de un rompimiento. Tampoco es un desacoplamiento o un repliegue. Por lo pronto, es un cambio suave en los modos y en la narrativa, nada más. La coyuntura obliga.

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Después de los aplausos que generó el ‘Plan México’, lo que viene es el calibre de los proyectos que están en puerta.

Entre el 3 y el 7 de febrero, se conocerá el Fondo de Banca de Desarrollo para las mypymes, proveedores-exportadores con empresas ancla; así como las reglas para el consumo energético y los esquemas de participación privada en generación. Después, entre el 17 y el 21 de febrero, se relanzará la marca ‘Hecho en México’.

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Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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