Mientras preparábamos nuestras operaciones para afrontar el aumento del 25% en los aranceles, los presidentes de México y Estados Unidos negociaron pausar la imposición, por lo menos por 30 días –una decisión a la que después se sumó Canadá. Resolución que nos dió un respiro a todos.
Pese a que entre enero y noviembre del año pasado Estados Unidos importó bienes por más de 466.6 billones de dólares desde México y superior a los 377.2 billones de dólares desde Canadá, que tengamos una pausa momentánea no es garantía de que los aranceles no se materialicen en algún punto.
De mi parte, no me aventuraría a decir que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sucesor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), “esté muerto” como empieza a circular en algunos medios.
Aunque en este momento suena paradójico, el T-MEC tiene objetivo eliminar las barreras arancelarias entre los tres países y dió paso a una nueva era comercial que llegó a aportar hasta el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, según el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE).
Ha sido benéfico para los tres países y se recibió con optimismo; incluso, Trump lo definió como un paso “fantástico” en su momento, aunque el panorama está siendo otro.
Sin embargo, entre tantos escenarios debemos rescatar otros factores que pueden beneficiar la relación a largo plazo con nuestro principal socio comercial.
En primer lugar, hay oportunidad de diálogo, pues la suspensión fue fruto de conversaciones de alto nivel entre Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum. En segundo lugar, una tregua de un mes permite acelerar negocios, compras y ventas que tengan en proceso nuestras empresas de comercio internacional –por lo que es el momento preciso para aprovechar la pausa bajo condiciones que podríamos considerar “normales”.
Me parece que algunas de las herramientas que pudieran marcar la diferencia para las exportaciones mexicanas durante esta tregua de aranceles comerciales serían: seguir las negociaciones de alto nivel, que llevarán a nuestras empresas a fijar condiciones económicas favorables antes de próximos anuncios relacionados con los acuerdos comerciales o los aranceles.
De igual forma, hacer uso oportuno de estrategias y herramientas financieras que permitan capitalizar las operaciones comerciales de las exportadoras, sin afectar su flujo de caja y manteniendo la disponibilidad de efectivo, dejando margen para nuevas oportunidades de negocio. Al tiempo que se abren a la vista nuevas oportunidades, toda vez que el comercio es cada vez más global, encontrando nuevos clientes en otros países para los productos que son demandados en nuevos mercados, así como aliados estratégicos que aporten ventajas para tus negocios.