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Flexibilidad y apertura, capacidades clave en la estrategia organizacional

Construir y diseñar el futuro de tu empresa debe partir de su visión y valores fundacionales. Si rompes con aquello que le dio sentido a la empresa, puedes perder el rumbo y dirección.
vie 21 marzo 2025 05:59 AM
Flexibilidad y apertura, capacidades clave en la estrategia organizacional
Un líder que fomenta la experimentación alienta a su equipo a cuestionar lo establecido y a desafiar sus propios límites, construye una organización más resiliente y adaptable, apuntan Jorge Ordóñez y Rafaela Diegoli.

Las organizaciones enfrentan retos constantes derivados de cambios abruptos en su contexto relevante. Estas presiones externas (mercado, tecnología, políticas, entre otros) exigen ajustes internos estratégicos (prioridades, objetivos y procesos) para minimizar impactos negativos o aprovechar oportunidades emergentes.

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La capacidad de adaptación no es uniforme: algunas organizaciones logran evolucionar con mayor éxito, tomando decisiones que apalancan su futuro sin perder de vista su identidad y valores fundamentales.

La flexibilidad y la apertura se convierten en capacidades clave que deben integrarse de manera intencional en la estrategia organizacional. Pero ¿qué implica realmente ser una organización flexible y abierta? ¿Cuáles son los elementos que permiten su desarrollo? Aunque cada organización tiene respuestas particulares a estas preguntas, existen algunos principios esenciales que pueden guiar el camino:

1. No rompas con tu historia: Construir y diseñar el futuro de tu empresa debe partir de su visión y valores fundacionales. Si rompes con aquello que le dio sentido a la empresa, puedes perder el rumbo y dirección. Serás como una rémora que va pegada al pez grande.

2. Involucra a tu propia gente: No hay nadie más sensible a lo que necesita modificarse y lograrse que quienes libran las batallas de la operación y la gestión todos los días. Si bien es clave traer ideas frescas, el aporte de las personas que ya conforman la organización es esencial. La apropiación y el compromiso crecen cuando los equipos internos participan activamente en los procesos de cambio.

3. Menos es más: Entre más sencillo sea aquello que se quiere lograr, más fácil será de comunicar, comprender e impulsar a la acción.

4. No tengas miedo de fallar: Si solo se premian los logros y no se impulsa la innovación y los aprendizajes de los fracasos, estarás destinando a tu organización a simplemente sobrevivir (sin saber hasta cuándo) y trabajar por el corto plazo.

5. Abraza la tecnología: Cuando se utiliza de manera intencionada para crear valor, procurando sobre todo facilitar la comunicación y la colaboración entre los equipos, se convierte en un cohesionador y habilitador hacia el desarrollo de una cultura de innovación.

6. Mide lo indispensable: Es crucial contar con sistemas de control eficientes, evitando diseños innecesariamente complejos que dificulten la toma de decisiones estratégicas. Medir correctamente permite identificar cuándo es momento de persistir y cuándo es más inteligente abandonar el camino. Los grandes líderes deben saber diferenciar entre la perseverancia productiva y el apego irracional a una estrategia fallida (Duke, 2022).

Sin embargo, la flexibilidad y la apertura no pueden desarrollarse sin un liderazgo que las promueva activamente. Las organizaciones son, en esencia, sistemas sociales donde las personas colaboran para alcanzar objetivos comunes, y su capacidad de adaptación depende de la influencia que los líderes ejercen en sus equipos.

El liderazgo como eje de la flexibilidad y apertura organizacional

Lograr una organización flexible y abierta no es un resultado fortuito, sino una construcción deliberada impulsada por el liderazgo. No se trata solo de adoptar nuevas tecnologías, simplificar procesos o fomentar la participación interna; el verdadero cambio ocurre cuando los líderes modelan activamente estos valores y crean entornos donde la adaptación y la experimentación son parte de la cultura.

Desde el liderazgo adaptativo (Heifetz, Grashow & Linsky, 2009), sabemos que los mayores desafíos no tienen soluciones predefinidas, sino que requieren un cambio profundo en mentalidad y hábitos organizacionales. No se trata de dar respuestas, sino de hacer las preguntas correctas y crear condiciones para que cada área encuentre sus propias soluciones. Requiere paciencia, resiliencia y la capacidad de desafiar el statu quo. Esto también implica que los líderes deben ser facilitadores del aprendizaje, promoviendo espacios de seguridad psicológica donde el error sea visto como una oportunidad para mejorar.

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El liderazgo transformacional (Bass & Riggio, 2006) nos recuerda que la inspiración y la visión compartida son esenciales para impulsar el cambio. Un líder que fomenta la experimentación alienta a su equipo a cuestionar lo establecido y a desafiar sus propios límites, construye una organización más resiliente y adaptable.

Además, en un mundo cada vez más complejo, el liderazgo distribuido (Gronn, 2002) se vuelve clave: la flexibilidad y la apertura se consolidan cuando las decisiones no dependen solo de la cúpula directiva, sino que emergen de la inteligencia colectiva de la organización. Esto requiere confianza, colaboración y mecanismos claros de alineación estratégica. En este sentido, la visión de Carlos Llano Cifuentes en Humildad y Liderazgo enfatiza que un liderazgo verdaderamente efectivo no solo delega el poder, sino que reconoce la necesidad de aprender de los demás y fomentar un ambiente de cooperación genuina. La humildad permite al líder aceptar sus límites, valorar el talento de su equipo y construir una organización donde el crecimiento es compartido.

En definitiva, la flexibilidad y la apertura no son solo capacidades organizacionales; son actitudes que los líderes deben encarnar y fomentar a través de su propio comportamiento. Escuchar activamente, empoderar a los equipos, generar confianza y diseñar espacios para la innovación son el camino para construir organizaciones que no solo reaccionan ante el cambio, sino que lo lideran y transforman en oportunidad.

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Nota del editor: Jorge Ordóñez es profesor y director de división de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Puebla; Rafaela Diegoli es vicerrectora académica en la Vicerrectoría Ejecutiva de Asuntos Académicos, Facultad e Internacionalización del Tecnológico de Monterrey. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a los autores.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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