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El dilema de Trump

El presidente estadounidense no tomó en cuenta que, desde hace varios años, los países que componen el denominado grupo denominado BRICS, han venido realizando ataques quirúrgicos en contra del dólar.
vie 09 mayo 2025 06:06 AM
tipo de cambio viernes 4 de abril
La fuerza de una moneda no se mide en unidades, sino en su poder adquisitivo, así como en la forma en que permite a su emisor fondearse y operar comercialmente, apunta Gabriel Reyes Orona.

En realidad, era buena idea. En condiciones normales, una política de subvaluación del dólar podría haber derivado en un aumento de la competitividad comercial; haciendo crecer el empleo, y, con el tiempo, propiciar la reindustrialización de Estados Unidos de América. Hace ya casi 10 años que la Fed advirtió que las remesas provenientes de aquel país, hacia el nuestro, resultan determinantes del tipo de cambio, esto es, entendieron que tenían, bajo control, una, de las tres principales variables económicas, de su principal socio comercial.

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No sólo eso, las remesas constituyen una parte importante del ingreso de muchas familias desfavorecidas en el interior del país, alcanzando zonas muy extensas en el bajío y occidente de éste, por lo que, su contenido social resulta también determinante de la estabilidad. Sí, el flujo tiene un impacto sustantivo de lo que aquí pasa.

Siendo así, los expertos en el diseño de políticas públicas del vecino decidieron, primero, no gravarlo. Después, no llevar puntual registro de los remitentes. Saben que tales movimientos involucran un elevadísimo componente de irregularidad, no sólo porque de manera destacada el caudal integra la nómina de varios carteles mexicanos, sino porque, quienes los hacen, se encuentran residiendo allá sin tener en regla su condición migratoria. Se trata de un mercado negro de capitales.

Así es, bajo sus parámetros legales, las remesas son operaciones sospechosas, sino es que abiertamente reportables, por lo que, hasta el momento, han preferido mirar hacia otro lado, ya que prefieren que esas sumas no se depositen o concentren en el sistema bancario estadunidense. Saben que acá existe una avasallante capilaridad de establecimientos cambiarios y de entidades no reguladas, que ágilmente bancarizan todo ese torrente, mismo que hoy, constituye el principal ingreso del país. Sin tales montos, la economía azteca pasaría rápidamente aceite y entraría en crisis en unos cuantos meses. Por eso, para las autoridades financieras mexicanas, es tan poderoso caballero el dinero, como Don Capo.

Desde hace años, sin importar el partido gobernante, Washington ha preferido ir ganando terreno en el área comercial dificultando o encareciendo nuestras exportaciones, empleando para ello las remesas como su ariete. Trump decidió acelerar el proceso, imponiendo controles arancelarios y no arancelarios. Ha reconocido que su prioridad es el precipitar el regreso de instalaciones fabriles. Pretende reducir la enorme dependencia de su país con el resto del mundo. A Japón le resultó provechosa la estrategia, al menos durante algún tiempo. Trump estima que todo aquello que bloquee la entrada de mercancías a su territorio abona en favor del plan de reconstrucción industrial, no le preocupa ver caer la paridad, mientras aquí, necios “conocedores” interpretan como fortaleza, el tener que pagar menos pesos por dólar. La fuerza de una moneda no se mide en unidades, sino en su poder adquisitivo, así como en la forma en que permite a su emisor fondearse y operar comercialmente.

Sin embargo, Trump no tomó en cuenta que, desde hace varios años, los países que componen el denominado grupo denominado BRICS, han venido realizando ataques quirúrgicos en contra del dólar, al tiempo de promover la consolidación del REM, o yuan electrónico, con el cual, pretenden sustituir al dólar, privando así, a Estados Unidos, del vital financiamiento, constituido éste, por el almacenamiento o reserva de dólares que hasta hoy se hace en aquella región, bien, en papel verde, o en forma de Bonos del Tesoro.

Toda acción de subvaluación genera desconfianza y desprecio, minusvaluando al activo como medio de ahorro. En pocos meses, saldrán al mercado el euro y el yuan digitales, haciendo una competencia brutal al dólar como activo de reserva. De seguir Trump por el camino de la subvaluación controlada, el pronóstico para su economía es catastrófico. No en balde las discusiones monetarias con los directivos de la Fed provocaron un choque de trenes. Las diferencias han trascendido los muros oficiales, generándose ya inquietudes con respecto a una renovación forzada del órgano de gobierno del otrora poderos agente central autónomo, asunto que, de ocurrir, tendría severas consecuencias en todo el orbe.

Los chinos saben que esta guerra, como todas, les va a costar, y mucho, pero están dispuestos a pagar el precio para hacer del REM el nuevo eje de la transaccionalidad en aquel hemisferio, teniendo una importante ancla en el otro, gracias a Brasil. Los cárteles ven un conveniente anonimato en tal moneda, ya que será férreamente controlada por Beijing, con quien no tienen conflicto. La guerra en ciernes con el crimen organizado mexicano es sólo con la potencia de este continente, no así con los asiáticos, por lo que, al menos de inicio, les parecerá atractivo mudarse a la tenencia del novedoso instrumento.

Ya con todos los anuncios hechos, y los decretos firmados, es probable que Trump tenga que dar la vuelta, y tomar acciones de fortalecimiento, tan drásticas y espectaculares como aquella tomada en 1971 por Richard Nixon. Desde la segunda guerra, el FMI tuvo un razonable impacto en la implantación del acuerdo monetario de la postguerra, pero, lo que está por venir le va a pasar por encima, y hasta es posible que, en el nuevo acuerdo internacional, éste desaparezca. Los miles de millones que Meade, inexplicable e irrazonablemente, le entregó a fondo perdido al organismo, se esfumarán de la noche a la mañana. La Reserva de Activos Internacionales del Banco de México se mostrará crudamente, aún más, como la raquítica cuentita que en realidad es.

Ya cuando por ahí alguien trataba de decir que no todo lo que decía el PRI era en contra del interés nacional, a esa divisa se le ocurre proponer que emisarios del más rancio y funesto pasado regresen a la arena abanderándonos en las negociaciones. Más allá de lo hilarante de la propuesta, es importante saber que no son autonombrados expertos del agonizante modelo de apertura comercial lo que hoy demanda México, sino, versados conocedores de los flujos monetarios, incluyendo sus símiles, como las criptomonedas, así como de peritos, neutrales y objetivos, dotados de alguna credibilidad en la medición de la inflación. Canadá lo entendió, y puso al frente a un ex de su banco central. El ajuste que está a la vuela de la esquina nada tiene que ver con los obsoletos discursos del neoliberalismo. Cara, muy cara, pagaremos la irresponsable integración de la Junta de Gobierno de Banxico.

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Hoy, se reúnen los banqueros en paradisiaco destino. Al igual que aquellos que estaban al frente de la banca mexicana en 1989, dicen que el nivel de capitalización del sistema resulta más que sano, y que el cumplimiento de la normativa es palpable. Pronto se verá que eso no es así. El retiro de supuestas y artificiales utilidades ha sido demoledor. La sobrevaluación de activos, así como la subvaluación de pasivos es ostensible. La supervisión financiera mexicana, es tan, o más mala, que aquella que armó De la Madrid con cuates y secuaces. La solvencia de las instituciones es de papel, y sólo una prueba de fuego nos dirá cuán tan fantasiosa es.

La tempestad de lava ya se mueve debajo de nuestros pies, y será la 4T, esa que negoció la aprobación del Fobaproa a cambio de la jefatura de gobierno de la capital, y de muchos, muchos sobres amarillos, la que se encuentre en el mismo banquillo en que estuvo el viejo sistema político mexicano.

Pueden llamar a Carstens, ese que, al impulsar un mercado internacional de pesos, sin reglas, ni horarios, ocasionó un feroz aumento en la transaccionalidad de la moneda, cuyo conveniente descontrol y desregulación, pronto la volvió atractiva para el crimen organizado, tanto mexica, como internacional. Advirtió éste, que había, a la venta, cientos de intermediarios no fiscalizados que permitían un opaco y rápido tránsito hacia cuentas del sistema bancario mexicano. Llegó al BIS, haciendo ver que él era el creador de ese Frankenstein, y que, según él, como a los catarritos, lo podría domar. Tan falso uno como lo otro. La verdad, es que las sumas de pesos que hoy manejan los carteles mexicanos, rusos y rumanos son brutales.

Podrían también llamar a Meade, ese, que con dos pases de magia transfirió todo el mugrero generado por la banca nacionalizada al IPAB, aún, cuando lo pudo evitar. Sabía que en la ley ya había quedado claro, que los pagarés y contratos del Fobaproa habían sido anulados. El Fobaproba murió en el año 2000, nadie paga sus deudas. Pero los intereses, son los intereses, y los Meade, como decía el sabio político, no tienen amigos, tienen intereses. Todo el elenco neoliberal está formado por cartuchos quemados, ¿a quién podrán llamar? Porque urge.

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Nota del editor: Gabriel Reyes es exprocurador fiscal de la Federación. Fue prosecretario de la Junta de Gobierno de Banxico y de la Comisión de Cambios, y miembro de las juntas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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