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T-MEC, un oportunidad para establecer un capítulo sobre minerales críticos

Más de 80% de las exportaciones de minerales y metales de México tienen como destino Estados Unidos, un socio que al mismo tiempo importa la mayoría de sus minerales considerados críticos desde China.
mar 13 mayo 2025 05:55 AM
Producción minerometalúrgica cae 5.6% a tasa anual durante agosto
En nuestro país, la minería es un sector indispensable para el Plan México, ya que abastece a más de 70 industrias como la construcción, química, eléctrica, alimentaria y petrolera, señala Armando Ortega.

La integración de América del Norte es un proceso irreversible que trasciende momentos y vaivenes políticos, aunque los actuales plantean retos inusitados por lo disruptivos. Durante décadas, Canadá, Estados Unidos y México han construido una relación cada vez más estrecha, sustentada no sólo en razones económicas, sino también en vínculos geográficos y sociales.

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Hoy más que nunca, esa integración adquiere una dimensión estratégica frente a un escenario global complejo e incierto, en el que el abasto de minerales (hasta hace poco fluyendo sin restricciones), es el primer eslabón de la seguridad económica, la transición energética, la alta tecnología, incluyendo la Inteligencia Artificial (IA), y la reconfiguración de las cadenas de suministro global. De hecho hoy los minerales son un punto neurálgico en el nuevo mapa geopolítico mundial que se está conformando.

Nuestra región tiene la oportunidad de consolidarse como un bloque fuerte, competitivo y resiliente, donde cada país suma desde sus fortalezas. México, por su capacidad, experiencia, historia y vocación, tiene un papel fundamental que desempeñar: en la escena mundial es uno de los principales proveedores de minerales para las industrias.

México se encuentra entre los 10 principales productores de 16 minerales en el mundo y es el primer exportador de plata, así como un actor clave en la producción de cobre, zinc, plomo, oro y grafito, entre otros. En nuestro país, la minería es un sector indispensable para el Plan México, ya que abastece a más de 70 industrias como la construcción, química, eléctrica, alimentaria y petrolera. De igual manera, fortalece nuestra soberanía económica y permite que tengamos productos competitivos e innovación en sectores estratégicos.

Por otra parte, la producción minera de México es, en los hechos, una base esencial para el funcionamiento de las cadenas de valor de América del Norte. Más de 80% de las exportaciones de minerales y metales de México tienen como destino Estados Unidos, un socio que al mismo tiempo importa la mayoría de sus minerales considerados críticos desde China.

Contamos con los recursos, la experiencia técnica y un ecosistema empresarial sólido para posicionarnos como un socio estratégico en la construcción de una economía regional más verde, digital y segura. Sin embargo, para que eso suceda, se requiere una visión de largo plazo que permita alinear nuestra política pública con ese potencial. De entrada, se requiere un marco regulatorio que promueva la inversión privada en las distintas fases del proceso minero, desde la exploración hasta la refinación.

Enfoquémonos en la exploración: hoy, uno de los principales desafíos que enfrentamos como país es la caída sostenida de la inversión en exploración minera. Desde la reforma fiscal de 2014, la inversión en esta etapa esencial ha disminuido más de un 30%. Esta tendencia pone en riesgo la reposición de reservas minerales en muchas de nuestras minas ya maduras, y limita la posibilidad de identificar nuevos yacimientos que puedan ser desarrollados en los próximos 10 o 20 años. Sin exploración, no hay futuro minero.

Si queremos que México continúe siendo un proveedor estratégico para la industria interna y para América del Norte, debemos reactivar la exploración con incentivos claros y adecuados, así como promover esquemas que permitan a los particulares invertir en exploración a cambio de compartir la información con el Servicio Geológico Mexicano. Además, es necesario trabajar de la mano con instituciones como la U.S. Geological Survey (USGS) y el Geological Survey of Canada (GSC) para fortalecer la cooperación en esta materia, y por supuesto con las Cámaras mineras hermanas.

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La inminente renegociación del T-MEC nos presenta una oportunidad única para establecer un capítulo específico sobre minerales críticos, su financiamiento y su refinación en Norteamérica, con la finalidad de brindar una certeza de largo plazo a los inversionistas y generar una plataforma de intereses comunes en la región, incluyendo sobre seguridad nacional.

México tiene lo que se necesita para convertirse en el socio confiable que América del Norte busca en materia de minerales indispensables para la transición energética y la alta tecnología en todas sus modalidades. La minería responsable y moderna está lista para aportar a ese esfuerzo. Hoy más que nunca, es posible y necesario construir una estrategia que potencie nuestro liderazgo como país productor y refinador, fortalezca la integración regional y asegure que nuestros recursos minerales se conviertan en palanca para la innovación, la sostenibilidad y la competitividad.

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Nota del editor: Armando Ortega es Presidente del Comité Bilateral México Canadá del COMCE (Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior Inversión y Tecnología) y Consejero de CAMIMEX. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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