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Compromiso, el poder ‘oculto’ de la tecnología

La tecnología redefine el compromiso, porque al eliminar fricciones en tareas que antes implicaban tiempo y desgaste, se convierte en una aliada de bienestar, motivación y calidad de vida de la gente.
vie 08 agosto 2025 06:02 AM
Compromiso, el poder 'oculto' de la tecnología
Muchas organizaciones invierten grandes recursos en optimizar la experiencia digital de sus clientes externos, pero postergan —o minimizan— las necesidades de quienes sostienen el negocio día con día: sus propios colaboradores, apunta Manuela Arango.

Hay una conversación incómoda que muchas organizaciones aún eluden: la tecnología refleja, más de lo que imaginamos, el valor que otorgamos a nuestros equipos. No importa cuántos discursos emotivos publiques en la intranet ni cuántos videos institucionales cargues de frases inspiradoras; al final del día, la verdadera narrativa la construye la experiencia cotidiana de quienes interactúan con tus procesos.

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Y es que el concepto de engagement ha evolucionado profundamente. Ya no se sustenta únicamente en discursos motivacionales, eventos de integración, reconocimientos simbólicos o incentivos económicos esporádicos. Hoy, la tecnología redefine el compromiso, porque al eliminar fricciones en tareas que antes implicaban tiempo y desgaste, se convierte en una aliada del bienestar, la motivación y la calidad de vida de las personas.

Desde esta perspectiva, el compromiso se gesta en lo cotidiano: en la inmediatez con la que un colaborador puede consultar un dato, en la sencillez para resolver un trámite o en la usabilidad de una herramienta digital para realizar una tarea. Así de concreto. Porque si los procesos internos se convierten en pruebas de paciencia, ninguna narrativa motivacional será suficiente para sostener el compromiso a largo plazo.

Si esto te parece exagerado, haz una pausa y piensa en tu propia rutina. ¿Cuántas veces has perdido la paciencia frente a un sistema con una interfaz poco intuitiva, confusa o que pareciera diseñada para cualquiera, menos para ti? O peor aún, ¿cuántas veces has necesitado una herramienta esencial para tu trabajo diario y simplemente… no está disponible? Esa molestia no es trivial. Es el inicio de una inconformidad que, si no se gestiona a tiempo, puede escalar hacia una desconexión silenciosa.

Hace poco, una colega me compartía un caso tan absurdo que parecía una exageración. En su empresa, para conocer el saldo de sus vales de despensa, tenía que escribir a tres áreas distintas. Con suerte, le respondían a los dos días. Luego, le solicitaban imprimir un formato, firmarlo a mano y reenviarlo escaneado. ¡Imagínate!

Y este es solo un ejemplo. La lista de procesos igual de enredados es extensa: desde pedir vacaciones, solicitar materiales o acceder a una capacitación, hasta algo tan elemental como reservar una sala de juntas.

Cuesta trabajo creerlo, sobre todo cuando muchas de esas mismas organizaciones invierten grandes recursos en optimizar la experiencia digital de sus clientes externos, pero postergan —o minimizan— las necesidades de quienes sostienen el negocio día con día: sus propios colaboradores.

Mirar hacia adentro

Mientras las empresas evalúan los beneficios de escuchar y atender a sus equipos a través de soluciones tecnológicas, pienso en el costo invisible de corregir errores que no tendrían por qué existir. ¿Cuánto talento se pierde en pasos que nadie cuestiona?¿Cuántas ideas valiosas se diluyen porque el tiempo se consume en procesos innecesariamente complejos, que terminan erosionando la motivación?

En mi opinión, si pusiéramos la misma atención en los sistemas internos que en la experiencia del cliente, veríamos culturas laborales mucho más sólidas y coherentes. Pienso, por ejemplo, en un colaborador que, desde su celular, revisa su saldo de vales, administra su tarjeta de despensa, ubica comercios afiliados o accede a consejos para mejorar su salud. Puede parecer algo trivial, pero esa agilidad cotidiana genera pertenencia real y envía un mensaje claro: aquí su tiempo importa.

Esto cobra aún más relevancia al saber que, aunque el 54% de las personas se declara satisfecha con su empresa, un 43% considera renunciar y un 21% ya busca activamente otro empleo (Panorama Laboral en México 2025, de Pluxee). Yo creo que estos datos nos dicen algo que no siempre queremos escuchar: que la satisfacción no garantiza compromiso si el día a día implica desgaste constante.

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¿Qué riesgo veo? Más allá de la renuncia evidente o esperada, hay un lado B: la indiferencia o la renuncia silenciosa cuyo costo, créeme, es también emocional. ¡No lleguemos a este punto! Hoy tenemos la oportunidad de darle un giro a nuestra realidad.

En mi experiencia, la clave está en diseñar experiencias consistentes, ofrecer reconocimiento auténtico y trabajar con claridad de propósito. Todo habilitado por tecnología, bajo el paraguas de un liderazgo cercano e incluyente.

Es momento de reconocer que necesitamos pensar diferente y atrevernos a actuar. Estamos viviendo una transformación profunda, y si no evolucionamos con ella, corremos el riesgo de perder lo más valioso que tenemos: el compromiso genuino de nuestra gente.

Y tú, desde tu liderazgo, ¿qué estás haciendo hoy para fortalecerlo?

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Nota del editor: Manuela Arango Mejía es Directora de Marketing en Pluxee México. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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