Me sorprendió una encuesta a inicios de año entre líderes de inventarios y cadena de suministro de pymes que reveló que casi dos tercios de los encuestados esperaban un impacto moderado o alto con los nuevos aranceles; y que más de la mitad temía que se duplicaran los costos de su inventario, poniendo en riesgo su capital de trabajo. A pesar de ello, apenas uno de cada cuatro líderes tenía una estrategia de mitigación para las disrupciones comerciales.
Sin un plan concreto, la liquidez de la empresa y su capacidad para operar en el corto plazo, quedan expuestas.
Algunas señales en la dinámica comercial y el entorno macroeconómico indican que la volatilidad no será ocasional, sino que es nuestra nueva realidad e implica un cambio de paradigma en cómo hacemos negocios.
Considero que para navegar en este nuevo entorno, las y los empresarios en México necesitarán desarrollar tres habilidades críticas: flexibilidad para ajustar procesos y estrategias en tiempo real, anticipación para detectar señales de cambio antes que la competencia, y resiliencia para absorber golpes sin perder capacidad operativa.
La pregunta es ¿cómo podemos desarrollar negocios con esta volatilidad?
El Gobierno de México ha delineado varios ejes para afrontar esta incertidumbre, como la modernización industrial, la transición energética, el fortalecimiento de las mipymes o la diversificación de exportaciones. Creo que son las direcciones correctas, pero el sector privado no puede esperar a que las políticas públicas hagan todo el trabajo.
La respuesta a cómo podemos desarrollar negocios con esta volatilidad debe construirse desde las empresas, con acciones inmediatas:
Diversificar rutas, insumos y destinos, que dan cierta seguridad contra el riesgo a corto plazo. Esto implica repensar logística, abastecimiento y alianzas comerciales, explorando otros mercados que hemos desatendido, como Asia, Europa y Sudamérica.
Automatizar y Digitalizar procesos para ganar eficiencia. La tecnología dejó de ser un accesorio y hoy en día es la columna vertebral que permite producir más, mejor y con menor dependencia de factores externos.
Fortalecer la Liquidez con inteligencia. El financiamiento no puede seguir dependiendo de la banca tradicional o de los proveedores, como tradicionalmente se hace. Existen fuentes de financiamiento más especializadas que permiten capitalizarse de forma alineada a cada proceso productivo.
Varias de las 18 acciones del Plan México le apuestan a la integración de cadenas de valor y el desarrollo regional; pero la resiliencia no se construye en un escritorio: se construye en la planta, en la cadena de suministro, en la administración diaria.