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Vender más y ganar menos. La trampa del ‘pricing’ mal diseñado

El gran reto para muchas empresas no es entender la importancia de los datos, sino tener la capacidad de analizarlos y convertirlos en decisiones a tiempo. Ahí es donde la tecnología marca la diferencia.
lun 22 septiembre 2025 06:04 AM
¿Qué hacer si en mi trabajo no cumplen la nueva ley silla de la LFT?
Hoy la tecnología permite integrar ventas, promociones y escenarios de precios en un solo tablero de análisis automatizado, anticipando resultados y recomendando ajustes antes de que impacten la utilidad, apunta Iván Franco.

Hace poco trabajé en un caso de asimetría entre proveedor y cadena. A primera vista, la empresa productora parecía estar en una posición sólida: ventas en aumento, volúmenes creciendo y sin inventarios detenidos. Sin embargo, el estado de resultados contaba otra historia. El espejismo era claro: las ventas crecían, pero la utilidad se desvanecía.

El hallazgo fue contundente. Tras analizar los números —primero en bruto, luego con modelos de elasticidad— confirmé que la estrategia de precios estaba equivocada.

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El espejismo de las promociones

En el mundo del retail, las cadenas suelen empujar a los proveedores a vender más a menores precios. El mecanismo es simple: promociones, descuentos, “ofertas” que buscan atraer al shopper. Pero hay una realidad que pocas veces se dice en voz alta: esas promociones no las paga el retail, las paga el proveedor. Bajo la lógica de que “la casa nunca pierde”, la cadena transfiere el costo de la promoción al productor.

En el corto plazo, la estrategia parece efectiva: más ventas, más movimiento en piso. Pero en el mediano plazo, la consecuencia es seria: los márgenes se erosionan y la utilidad desaparece.

Promociones: bisturí, no rutina

El error más común es aceptar que las promociones sean casi permanentes. Cuando esto ocurre, el shopper se acostumbra a un precio artificialmente bajo y el producto pierde valor percibido. La historia se repite una y otra vez: al terminar la promoción, las ventas se desploman, dejando al proveedor atrapado en un círculo vicioso.

Por esta razón, las promociones deben pensarse como herramientas quirúrgicas en casos específicos:

- Para defender espacio de marca en coyunturas críticas.
- Para atraer a clientes sensibles al precio, que se ubican en la parte baja de la curva de elasticidad.
- Para responder a la competencia en momentos específicos.
- Para dar un impulso a la categoría.

No para sostener volúmenes indefinidamente.

El costo oculto de bajar precios

Cada punto porcentual de descuento en el precio se traduce en un golpe directo a los KPIs financieros como margen bruto, EBITDA o flujo operativo. Lo que se percibe como una “venta ganada” muchas veces es, en realidad, un flujo perdido.

Aquí es donde los datos hacen la diferencia. No basta con seguir la inercia de la cadena o ceder ante la presión de “vender más”. Se requiere medir, modelar y proyectar: ¿cuánto deja de ganar la empresa por cada peso de descuento? ¿qué pasa con el comportamiento de la demanda si el precio cambia? ¿qué sucede con el valor de la marca en el tiempo?

Recomendaciones analíticas

Si la cadena va siempre un paso adelante, nosotros tenemos que ir dos pasos adelante. Para transformar el pricing en una palanca de rentabilidad —y no en un riesgo— vale la pena seguir cuatro pasos clave:

1. Medir la elasticidad por canal y segmento: no todos los shoppers reaccionan igual. Un producto convive en distintos mercados, y muchas veces desconocemos cómo reacciona cada uno.

2. Modelar escenarios antes de ejecutar: simular distintos niveles de descuento y duración de la promoción permite anticipar no solo el impacto en ventas, sino también en márgenes y flujo.

3. Diferenciar promociones tácticas de estratégicas: las tácticas son defensivas y cortas; las estratégicas, limitadas y diseñadas para atraer nuevos clientes o defender participación.

4. Monitorear impacto financiero en tiempo real: la clave está en revisar cómo cambian los KPIs con cada promoción, para ajustar a tiempo y evitar fugas de rentabilidad.

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El futuro: automatizar la estrategia

El gran reto para muchas empresas no es entender la importancia de los datos, sino tener la capacidad de analizarlos y convertirlos en decisiones a tiempo. Ahí es donde la tecnología marca la diferencia.

Hoy la tecnología permite integrar ventas, promociones y escenarios de precios en un solo tablero de análisis automatizado, anticipando resultados y recomendando ajustes antes de que impacten la utilidad. Esa es la visión que materializamos: un pricing automatizado que propone la mejor acción en cada contexto.

Conclusión

El estado de resultados nunca miente: vender mucho no significa ganar más. La diferencia entre utilidad y pérdida está, muchas veces, en cómo se definen y gestionan los precios.

El pricing no es bajar para vender más. Es un ejercicio de estrategia basado en datos, disciplina y visión de largo plazo. Y ahora, con tecnología, es posible convertir esa disciplina en decisiones automáticas, precisas y accionables: la línea que separa la ilusión del volumen del verdadero crecimiento sostenible.

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Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en X como @IvanFranco555 y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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