FRANKFURT - La divisa Libra propuesta por Facebook podría socavar la capacidad del Banco Central Europeo de establecer la política monetaria y Europa debería ignorar su “canto de sirena” lleno de “promesas traicioneras”, dijo Yves Mersch, miembro del consejo este lunes.
Facebook anunció a principios de este año una nueva divisa digital llamada Libra, respaldada por cuatro divisas oficiales, estará disponible para miles de millones de usuarios de la red social de todo el mundo, afirmando que esperaba implementarla el próximo año.
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Dependiendo del nivel de aceptación de Libra y la referencia del euro en su canasta de divisas de reserva, podría reducir el control del BCE sobre el euro, perjudicar el mecanismo de transmisión de la política monetaria al afectar la posición de liquidez de los bancos del área euro, y menoscabar el papel internacional de la divisa única.
Yves Mersch, miembro del consejo.
Al igual que las divisas regulares, la Libra podría volverse altamente centralizada, un esquema “extremadamente preocupante” pues no está respaldada por un prestamista de última instancia, y al final del día responde a los intereses de los accionistas, quienes no son considerados repositorios de la confianza pública, agregó Mersch.
“Está planeada para lanzarse en la primera mitad de 2020 por la misma gente que tuvo que dar explicaciones frente a los legisladores de Estados Unidos y la Unión Europea sobre las amenazas a nuestras democracias como resultado de su manejo de la información personal en su plataforma social”, dijo Mersch.
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Dados estos retos, las autoridades reguladoras y supervisoras de Europa deben establecer su jurisdicción sobre la Libra y también requieren de la cooperación internacional para mitigar sus riesgos.
“Sinceramente espero que las personas de Europa no se sientan tentadas a dejar atrás la seguridad y solidez de las soluciones y canales de pago establecidas en favor de las promesas cautivadoras, pero traicioneras del canto de sirena de Facebook”, agregó Mersch.
Reportaje por Balazs Koranyi; Edición por Peter Graff y Louise Heavens
