En estas terminales la concesión por una flotilla de taxis se renueva cada cuatro años, donde para participar se deben de evaluar las condiciones del automóvil, las licencias de los choferes, la capacidad de operación y en últimas modificaciones la digitalización del servicio.
“Creo que lejos de ponerle barreras a las aplicaciones, lo que se tiene que hacer es poner un piso parejo, reducir las barreras a la entrada de los competidores de los aeropuertos y aprovechar los avances tecnológicos que hay. Algo interesante de la polémica que surgió es que por primera vez el regulador federal está entrando en la discusión y esto podría ayudar a que la regulación de movilidad, no sólo sea estatal, sino federal y eso es positivo” indicó Oscar Ruiz, coordinador de Tecnología y Ciencia de Datos dentro del Instituto Mexicano para la Competitividad.
El experto además indica que aunque la comunicación de parte del gobierno federal no ha sido del todo clara, de acuerdo a los taxistas sí han accedido a revisar y elevar los estándares de calidad dentro de los aeropuertos.
“El gobierno debe evaluar la situación y ver por qué los usuarios prefieren usar los servicios de las aplicaciones de Uber o Cabify, por encima de las opciones de taxis que hay en estas terminales. Nosotros vemos que sería un error garrafal sólo cortarles el paso a las apps y no revisar qué es lo que pasa con los usuarios con detenimiento” precisa Ruiz.
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