La consultora GSMA estima que, durante 2020, se podrán comenzar a ver algunos pilotos implementación de 5G en América Latina, que llevarían a la región a contar con 62 millones de conexiones.
Para Henrique, de Positive Technologies, el avance de 5G en América Latina está definido con base en qué tan bien se salga avante de tres problemáticas: la disponibilidad de espectro, la definición de los precios de licencia para dicho espectro y la inversión para antenas y fibra óptica.
El regulador de telecomunicaciones Anatel espera que tan sólo la subasta de la frecuencia para 5G mueva 4,800 millones de dólares en 2020.
Los retos de un 5G partido en dos
Pese a que en las cifras China se ve mucho más adelantada en la batalla por el 5G, expertos prevén que las tensiones seguirán en el largo plazo, pues Estados Unidos no soltará, fácilmente, el trono como la nación con más innovación tecnológica, según sugiere Gabriel Pérez del Peral, director de la carrera de Economía de la Universidad Panamericana.
De acuerdo con el catedrático, el “miedo” estadounidense será constante mientras China e, incluso, otros países puedan presionarlo para dictar las nuevas reglas de una economía basada en la tecnología.
Chris Moore, especialista en Desarrollo de nuevas tecnologías de la Embajada en Reino Unido en México, advierte que una de las próximas áreas de tensión provocadas por el 5G serán los riesgos cibernéticos y el tratamiento de la privacidad de sus datos personales en la red, pues quien cuente con mayor avance en este terreno se verá más expuesto a riesgos cibernéticos y tendrá la responsabilidad de invertir y contener nuevos riesgos en el frente del cibercrimen y sus negocios que vendrán derivados de ser la nación más desarrollada en 5G, así como la protección de los datos personales. “Entre esos dos países, en Reino Unido, estamos, literalmente, en medio, pero hay varias cosas sobre las tensiones; una es la tecnología y otra, los datos alrededor, pues las visiones encontradas es cómo se tratan los datos personales. Estados Unidos tiene una visión y China, otra, y eso genera un riesgo para todos”, advierte Moore.