A finales de enero, durante el anuncio de resultados récord gracias a una fuerte demanda por la línea de teléfonos iPhone 11, Apple subrayó que la epidemia generaba incertidumbre.
Su previsión de volumen de negocios para el segundo trimestre reflejó en aquel momento esas dudas, con un rango mucho más amplio que lo habitual, de entre 63,000 y 67,000 millones de dólares.
Pero esos números ya no están más en el horizonte de la compañía, incluso en el caso de que la producción en China comenzara a reactivarse.
La compañía de la manzana tiene subcontratistas en la región de Wuhan, en el centro de China, epicentro de la epidemia, pero cuenta también con proveedores alternativos.
"El regreso a las condiciones normales toma más tiempo del que habíamos previsto", detalló la empresa de Cupertino, que agregó que una "escasez de iPhones" afectará temporalmente su volumen de negocios en todo el mundo.
Apple precisó que solo en China ha disminuido la demanda. "Estamos en proceso de reabrir progresivamente nuestras tiendas y continuaremos haciéndolo (...) de la manera más segura posible", dijo la compañía, que agregó que sus oficinas, centros de asistencia telefónica y tiendas en línea jamás dejaron de funcionar con normalidad.
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