“Sólo tenemos nueve meses de efectivo en el banco”, escribió. “No puedo evitar sentirme frustrado y decepcionado. En este momento, nuestro equipo y los compradores tienen dificultades para atender a nuestros clientes (…) En lugar de centrarnos en construir una mejor compañía, pasamos mucho tiempo decidiendo en qué parte de nuestro plan cortar debido a la incertidumbre regulatoria en la que nos encontramos”, escribió.
La operación no sólo ha pasado por el proceso de aprobación en México, también fue analizada en Chile. Pero el pasado 29 de mayo, la Fiscalía Nacional Económica de aquel país aprobó, sin condiciones, la adquisición por parte de Uber.
El organismo estudiaba eventuales riesgos a la competencia por la eliminación de un potencial competidor, como Rappi, en el intento de Uber por entrar al comercio electrónico de supermercados, pero esto se descartó argumentando que “los supermercados se encuentran actualmente potenciando fuertemente el desarrollo del comercio electrónico”.
El gobierno de Chile dijo en un comunicado que la operación no reduce sustancialmente la competencia y, en consecuencia, no puede afectar negativamente –en términos de acceso, precio, calidad o cantidad– las condiciones de uso de las plataformas de servicios de supermercados y en los otros mercados en los que participan.
La aprobación de la FNE no garantiza que la Cofece pueda pronunciarse a favor. Cuando Walmart intentó comprar Cornershop, el regulador chileno había dado luz verde para la compra por 225 millones de dólares y la transacción fue frenada el 5 de junio de 2019, cuando la Cofece resolvió no autorizar la concentración.
Para futuras adquisiciones, la ASEM propone modificar la Ley Federal de Competencia Económica para estipular que se aplique un procedimiento simplificado y expedito de revisión de concentraciones a las transacciones que involucran startups. Además, pone sobre la mesa la propuesta de que el análisis de concentración se pueda hacer una vez que se haya cerrado la transacción.