Priorizar quién puede seguir estudiando
Y aunque el entusiasmo por regresar a la escuela existe entre Matías, Iker o Emiliano, la realidad es que muchos niños tienen un panorama similar al de Ximena y Diego, donde la preocupación por el modelo híbrido está en la falta de recursos necesarios y en una conexión a internet deficiente, con clases que duran muchas horas y donde el rendimiento escolar es incierto.
“Tuvimos que decidir que Ximena dejará la escuela porque no podíamos estar con los dos niños trabajando en la casa, además Diego ya está en la primaria y preferimos que él siguiera estudiando. Ahora que vuelven a la escuela, estamos esperando a que nos den la lista de útiles para saber si vamos a tener que comprar una computadora o de mínimo un celular, pues lo que nos dicen en la escuela es que el regreso será paulatino y se combinará con clases en línea”, señala a Expansión, Alma A., mamá de Diego y Ximena, de 6 y 4 años de edad.
Sin embargo, a pesar de que hay más certeza sobre el regreso a clases presencial, Alma está preocupada por el poco avance académico que ha visto en su hijo, pues siente que aunque ha asistido a sus clases en línea, cada vez presta menos atención.
“Creo que ya está cansado de las clases remotas, cada vez es más difícil convencerlo de que tome la clase y se ha puesto más rebelde. También me preocupa el caso de Ximena, pues perdió todo el año, y aunque en cierta forma toma clases con su hermano, siento que no ha tenido un buen seguimiento”, precisa Alma.
La situación que se vive con este par de hermanos, en torno al cansancio que tienen, es muy similar a lo que Matías e Iker padecen.
“Pues todos los días menos el jueves estoy con tres profesores, el jueves estoy con dos y tomó clases en mi computadora, pero ya quiero regresar a clases, porque no me gusta tomar clases en línea, me aburren mucho”, dijo Matías, un niño de seis años que está cursando el primer año de primaria y que toma clases de lunes a viernes de las 8 de la mañana a las 2 de la tarde.
Si bien Álvaro, el papá de Matías, dice que dentro del regreso a clases la escuela podrá dotar de equipo tecnológico a los alumnos, dentro del hogar Matías, el niño tiene su propio equipo de cómputo, pues así puede estar de lleno en la escuela, mientras sus padres trabajan.
Iker por su parte ha tenido un panorama distinto, pues sus clases son por menos horas y desde hace algunos meses ha estado en contacto con una tutora que lo ha ayudado a ponerse al corriente en sus clases, sin embargo como Matías, también está entusiasmado con regresar a la escuela.
“La relación con la tecnología en cuestiones de entretenimiento ha sido mucho más cercana, pero con la escuela, hasta ahora que está la tutora, es que realmente se ha visto un avance en su aprendizaje”, comentó, Isabel, la mamá de Iker.
La brecha digital se agudiza y pone en riesgo a miles de jóvenes y niños
En Ciudad Juárez, varios niños regresan a clases sin protección sanitaria.
En algunas zonas del país, los niños deben recorrer horas de distancia para encontrar una conexión de internet y seguir estudiando.
JOSE LUIS GONZALEZ/REUTERS
Outbreak of the coronavirus disease (COVID-19) in Ciudad Juarez
En algunas zonas del país, los niños deben recorrer horas de distancia para encontrar una conexión de internet y seguir estudiando.
JOSE LUIS GONZALEZ/REUTERS
Outbreak of the coronavirus disease (COVID-19) in Ciudad Juarez
En algunas zonas del país, los niños deben recorrer horas de distancia para encontrar una conexión de internet y seguir estudiando.
JOSE LUIS GONZALEZ/REUTERS
Por cada 10 estudiantes que estaban en la escuela cuando llegó la pandemia de COVID-19, uno no se inscribió en el ciclo escolar 2020-2021 por motivos asociados directamente a las situaciones sanitarias o falta de recursos, citó el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
Esto significa que del total de 5.2 millones de estudiantes que dejaron las aulas, un 26.6% lo hizo pues sus familias consideran que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje; un 25.3% lo hizo debido a que alguno de sus padres o tutores se quedaron sin trabajo y un 21.9% reportó no inscribirse por carecer de computadora o algún otro dispositivo electrónico o contar con conexión a internet.
“Muchos de mis compañeros tardan hasta dos horas en llegar un café internet para tomar las clases que tenemos. Por eso es que sólo tenemos dos días de clase en línea y los demás días son para tareas, pero muchos de los profesores han tenido que ser comprensivos con mis compañeros, pues algunos de verdad no pueden entrar a clases por falta de recursos”, señala Emiliano, un chico de 16 años que está cursando su primer año de preparatoria en la Universidad Autónoma de Chapingo.