El enfoque tecnológico de China supone un férreo control sobre las herramientas digitales, las cuales van desde los videojuegos, pasando por las criptomonedas, hasta asuntos como la Inteligencia Artificial, en la cual quiere incidir a partir de directrices éticas nacionales, donde se detalla cómo se deben desarrollar los proyectos públicos y privados relacionados con esta tecnología.
Las regulaciones pretenden anticiparse al desarrollo de estas innovaciones e incluso exploran sus riesgos, pues el objetivo de esta propuesta a nivel nacional es asegurar que el humano siempre tenga control sobre la Inteligencia Artificial, además de que hacen hincapié en la protección de los derechos de los usuarios.
De acuerdo con el diario chino SCMP, esta serie de regulaciones forman parte de las pretensiones de Beijing de controlar la influencia de las grandes tecnologías y convertirse en el líder mundial de la IA para el 2030.