En este ataque, los ciberdelincuentes recopilaron información de varias agencias gubernamentales y del sector privado de los Estados Unidos, y dejó en claro las implicaciones de un ataque a una cadena de suministro, de acuerdo con Mauricio Gómez, cofundador de Fluid Attacks, una empresa dedicada al hacking ético.
Otro caso relevante se dio en julio, cuando la empresa de software de gestión informática Kaseya fue infectada y afectó a varios de los clientes de la compañía. Este hecho alcanzó agencias gubernamentales y pequeñas empresas, ya que los primeros afectados eran distribuidores de servicios.
Aproximadamente, 1,500 negocios vieron entorpecidas sus operaciones por este ataque alrededor del mundo. El ataque se lo adjudicó la organización REvil, la cual solicitó 70 millones de dólares a cambio de un “desencriptador universal”, pero con el paso de los días desapareció de la web. Kaseya se negó y comenzó a usar un desencriptador, supuestamente, obtenido gracias a un tercero.
Armas comenta que el cambio hacia este sector por parte de los cibercriminales se debe a que buscan una afectación masiva en vez de objetivos en específico y augura un incremento en el futuro inmediato. “Hubo una pandemia de ransomware global y se va a mantener, debido a que se aprovecha para otras labores, como criptominería. Si algo tenemos seguro es que los ciberatacantes van a seguir innovando”.
En este sentido, la especialista menciona que el 2021 también generó un cambio de enfoque en los gobiernos, pues se esforzaron en generar marcos de ciberseguridad más profundos ante el avance de las técnicas innovadoras de los criminales, porque la infraestructura se vuelve crítica para todos los países y puede afectar a múltiples negocios.
El ransomware fue lo más sonado en ciberseguridad para el 2021 y es una tendencia que se ha mantenido varios años. El año pasado se triplicó tan sólo en los Estados Unidos. En México, según datos proporcionados por Armas, el 50% de las compañías están sufriendo un ataque de este tipo.
Para el 2022, las técnicas de ataques no estarán dirigidas sólo a las infraestructuras físicas, sino que también se orientarán a los sistemas de computación en la nube, destaca la experta, y en este sentido resalta que la comunidad, la transparencia y compartir la información será importante para evitar grandes afectaciones en las empresas.
Si bien las organizaciones tienen cierto poder para aminorar los impactos, datos del Microsoft Security Response Center detallan que en el 2022, el costo estimado del cibercrimen en la economía mundial alcanzará los 8 billones de dólares.