Para ser el juego que conmemora el 30 aniversario de la franquicia, cumple e innova en diferentes aspectos. En un inicio se pensó que sería un juego de mundo abierto, pero en realidad está basado en niveles lineales.
Como en todo juego de Kirby, este personaje tiene el poder de absorber enemigos para obtener sus poderes, los cuales le ayudan a superar ciertas barreras, pero en realidad no son indispensables.
Sin embargo, el nuevo elemento, la Transformosis, sí representa un cambio sustancial en el juego. Se trata de un fenómeno que permite absorber objetos propios del mundo al que llegó el personaje, como autos, dispensadores de refrescos, planeadores o escaleras, entre otros. Estos sí son necesarios para superar los niveles y agrega un sentido de jugabilidad.
La dificultad y gráficos no son un problema
Durante los 30 años de existencia, Kirby no se ha caracterizado por ser un juego que se recuerde por su dificultad. Incluso su creador, Masahiro Sakurai, lo concibió como una forma de acercar a las personas menos experimentadas en el medio y dicha característica se ha mantenido hasta esta entrega.