¿Y los fabricantes?
Para los fabricantes de electrodomésticos en México, los desafíos no serían menores. Una menor demanda estadounidense podría llevar a que los distribuidores busquen proveedores alternativos o reduzcan pedidos, lo que afectaría significativamente las ventas en este sector. En respuesta, las empresas mexicanas podrían explorar nuevos mercados o adoptar estrategias de reducción de costos para mantenerse competitivas, pero la dependencia de EU sigue siendo un riesgo sustancial para el crecimiento y estabilidad de estas operaciones.
Por ejemplo, Samsung produce en Querétaro más de 16,000 productos a diario y entrega aproximadamente 4 millones de unidades al año, de las cuales el 20% están destinadas para cubrir la demanda en México, mientras que el 80% restante se exporta al resto de Norteamérica y Latinoamérica. Pero en otros casos, un 90% de la producción se destina a EU.
Analú Solana, directora de marketing para Hisense México, señaló que están focalizando sus esfuerzos en seguir haciendo productos de calidad, pues esto podrá ayudar en cualquier coyuntura política.
“En este momento no tenemos una afectación. Evidentemente hay hechos: tenemos una nueva presidenta en México, un nuevo presidente en Estados Unidos. Y bueno, pues eso ya lo iremos resolviendo cuando venga, ¿no? Pero nosotros lo que hacemos es producir los bienes de mejor calidad”, apuntó a Expansión.
Aunque las políticas arancelarias de Trump buscan fomentar la producción interna en este país, el impacto en la economía de América del Norte podría ser más amplio. Al aumentar los precios para el consumidor final y disminuir el comercio regional, estas medidas proteccionistas, de acuerdo con los analistas, podrían desencadenar una tensión económica que afectaría no solo a los fabricantes, sino también al consumidor estadounidense promedio.
Con información de Selene Ramírez.