Durante la administración de Joe Biden, la Ley CHIPS fue una de las políticas industriales centrales del gobierno de Estados Unidos. “Esto va a transformar el país”, comentó Biden al respecto. Su decisión fue bien recibida por legisladores de ambos partidos, por la intención de que EU recupere el liderazgo en la industria de los semiconductores; sin embargo, con Donald Trump el futuro de esta iniciativa es incierto.
La propuesta de la Ley de Creación de Incentivos Útiles para Producir Semiconductores ( CHIPS Act , en inglés) consideró una inversión de 52,000 millones de dólares para que empresas, tanto estadounidenses como extranjeras, levantaran fábricas de chips fuera de Asia y así rebalancear la cadena de suministro. Hasta ahora, empresas como Intel, Micron o incluso TSMC han sido consideradas para los subsidios, pero no los han recibido aún.
“Han pasado más de dos años desde que se aprobó la Ley y durante ese periodo he invertido 30,000 millones de dólares en la industria manufacturera estadounidense. No hemos visto ni un solo dólar de las subvenciones CHIPS. Esto ha llevado demasiado tiempo”, dijo el CEO de Intel, Pat Gelsinger, a Yahoo Finance.
No obstante, para el presidente electo, Donald Trump, esta política industrial favorece a empresas extranjeras en detrimento de los intereses de las empresas locales y es por ello que ha planteado su desaparición.