Hace una semana, el IPN organizó el segundo foro de semiconductores con la intención de acercar el talento técnico a la industria. Un esfuerzo para dar a conocer la importancia estratégica de los chips en el desarrollo y la soberanía tecnológica, así como el crecimiento económico del país, señala Corea.
Desde el IPN, menciona Corea Páez, se busca “formar profesionales altamente capacitados y promover investigaciones que respondan a las necesidades actuales y futuras de la industria”.
A nivel público y privado, la perspectiva es que este es un sector que comienza a arrancar. “Estamos enfocados en seguir trabajando para crear las condiciones óptimas que permitan que la industria se fortalezca en el país”, apunta Franco. “El secretario Ebrard subrayó un punto muy alentador: México es el país que produce más ingenieros en toda la región, lo cual reafirma que tenemos el talento necesario para destacar en esta industria”, agregó.
Según datos del Plan Maestro para el Desarrollo de la Industria de Semiconductores 2024-2030 que se presentó en octubre en Ciudad Juárez, Chihuahua, la perspectiva del país es que duplique el empleo e inversiones alrededor de los chips para los próximos cinco años y alcanzar los 10,000 millones de dólares de inyección de capital.
Las inversiones llegan a México
En términos nacionales, QSM Semiconductores anunció una inversión de alrededor de 9 millones de dólares en mayo de este año para la construcción de una fábrica de chips que comenzará a operar, según el director ejecutivo, en un periodo de un año o año y medio.
Un aspecto clave para la participación de México en el sector es asumir que el papel del país no serán chips de última generación, sino en fabricar chips legacy node, es decir, una tecnología ya probada en el mercado que no requiere de extensas etapas de investigación y desarrollo.
Al focalizarse en este rubro, la industria nacional logrará reducir significativamente los tiempos en comparación con las grandes empresas del sector, como Samsung o Intel, que suelen tardar cinco años en poner en marcha una planta que trabaja con otro tipo de tecnología. QSM planea iniciar la importación de equipos en febrero de 2025 y, si todo avanza según lo previsto, tendrá sus primeros chips a finales de 2025 o inicios de 2026.
Otras de las inversiones que llegarán a México es la de Micron. Aunque no se han ofrecido mayores detalles de la inyección de capital, la empresa dijo que levantará un centro de ingeniería y operaciones en Guadalajara, como parte de su estrategia de expansión global.
Foxconn es otra compañía que está apostando por México, pese a que hay dudas tras las amenazas de aranceles anunciadas por el próximo mandatario, Donald Trump, para los productos importados desde México, Eugenio Marín, director ejecutivo de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (Fumec), prevé que no se perderá esta inyección, debido a que la producción estará enfocada en componentes para data centers de todo el mundo.
Las medidas arancelarias que plantea el republicano impactarán negativamente los niveles de producción que se esperan enviar hacia Estados Unidos, señala el especialista. “Hay mucho más centros de datos en el mundo a los cuales surtir” que no tendrán aranceles.
Cabe mencionar que según el Mapa de ruta: oportunidades para el Nearshoring de Semiconductores en México, hay seis estados clave que ya llevan a cabo actividades relevantes en la cadena de suministro de semiconductores y son: Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Jalisco, Querétaro y Tamaulipas.
No obstante, la industria no está exenta de retos y Franco vislumbra algunos bastante concretos, como ajustes en los montos de inversión, debido a factores externos, como el tipo de cambio y los costos logísticos.
“Seguimos firmes en nuestra visión, porque sabemos que las inversiones serán clave para posicionar a México como un jugador competitivo en la industria global de semiconductores”, menciona y señala la importancia de que la región centroamericana se conciba como un centro tecnológico.
Como conclusión en la reunión con la Secretaría de Economía, los participantes concluyeron en la urgencia de mitigar la dependencia tecnológica en el continente. Es decir, “ya no se trata sólo de fortalecer a México o a la región de Norteamérica, sino de involucrar a países como Costa Rica y Panamá para construir una cadena de valor más sólida y diversificada”.