“Contar con una industria avanzada de semiconductores es vital para que México logre los altos niveles de desarrollo a los que aspiramos. Esto es decisivo. Tenemos que ser exitosos junto a Estados Unidos para resolver esto”, dijo esta semana el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, durante una reunión con integrantes de la industria.
Santiago Cardona, director ejecutivo de Intel México, también resaltó que el trabajo alrededor del Plan Maestro se ha dado tanto con empresas y academia, no sólo entre los gobiernos de México y Estados Unidos.
Es por ello que desde su perspectiva, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca “pasa a segundo plano”, pues el plan se planteó desde antes de las elecciones y su duración está prevista para un par de años más luego de que su gobierno haya terminado.
Hiram Monroy, líder de ventas comerciales para AMD Latinoamérica, coincide en este aspecto, pues consideró que que es “muy complicado anticipar esos escenarios” y, por lo tanto, es necesario esperar hasta la llegada de Trump a la Casa Blanca
“Vemos una gran oportunidad de capitalizar la reconfiguración de dónde se fabrican los semiconductores y esta conversación va más allá de temas políticos; proviene de los efectos de la pandemia, donde se vieron grandes huecos en la cadena de suministro y nosotros vemos un escenario positivo”.
México con presencia en la industria de chips
De acuerdo con datos de la Semiconductor Industry Alliance, México genera alrededor de 10,000 empleos, además de que ha acumulado activos por un valor de 40,000 millones de dólares.
Las etapas de fabricación donde el país tiene mayor incidencia son el Diseño, Ensamble, Empaque, Validación (ATP) y proveeduría de materiales y materias primas (minerales y químicos), que representan alrededor de un 50% en toda la cadena de suministro de semiconductores.
La etapa ATP es la que puede instalarse más rápidamente con una inversión relativamente baja, según el documento Oportunidades del nearshoring de semiconductores en México, de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia, donde también se destaca que las inversiones más comunes en este sentido van entre los 300 millones de dólares hasta los 1,000 millones de dólares.