Otras empresas que optaron por Querétaro como sede en México y aportaron cifras multimillonarias en esa zona son Ascenty, Odata, Amazon Web Services (AWS), KIO Networks, Microsoft, Equinix y Google.
Esa inversión posiciona al país como líder regional en el sector de centros de datos y se calcula que para 2029 esta industria contribuirá con un 5.2% del PIB nacional o alrededor de 73,536 millones de dólares, según cifras de la Asociación Mexicana de Data Centers.
¿Por qué las tierras rurales son aptas para convertirse en centros de datos?
Las razones detrás de la transformación de terrenos rurales a centros de servidores son diversas, pero las principales están relacionadas a la disponibilidad de recursos naturales. En primer lugar, la mayoría de estos campos que alguna vez se dedicaron a la agricultura o ganadería ahora están en desuso y las tecnológicas requieren superficies vastas para construir naves, subestaciones eléctricas, plantas de enfriamiento y sistemas de seguridad.
Los terrenos agrícolas suelen estar disponibles en bloques continuos, a diferencia de la tierra urbana fragmentada, además de ubicarse cerca de subestaciones eléctricas o líneas de transmisión que alimentaban sistemas de riego.
Son, en corto, zonas con acceso (real o proyectado) a agua, un recurso vital para la operación de los centros de datos, pues con ella se enfrían los servidores y se consumen millones de litros al año. En el caso de Querétaro, operan con el acuífero del Valle de San Juan del Río, que en julio registró un déficit de 56,800 millones de litros.
Paula Bellizia, vicepresidenta de AWS, explicó que en el caso de su instalación el sistema de enfriamiento se basará en aire, para minimizar el consumo de agua en la región.
“Sabemos que Querétaro es una zona con estrés hídrico”, reconoció la ejecutiva.
A pesar del impacto que tiene en la población, se trata de regiones con una regulación laxa para la explotación del recurso, pues se privilegia también la inversión y generación de empleos.
En 2022, el gobernador Kuri aprobó una Ley de Aguas que permite la concesión del servicios hídricos a las empresas privadas, una medida que ha sido catalogada por opositores y activistas como una privatización velada. El gobierno estatal asegura que solo buscan garantizar el abasto a través de un modelo distinto de gestión.
En noviembre pasado, el diputado morenista Ulises Gómez de la Rosa presentó una propuesta para la creación de una Comisión Especial encargada de investigar dichas concesiones y garantizar la transparencia en el manejo de los recursos, además de asegurar que se otorguen bajo criterios de eficiencia y justicia para la ciudadanía.
Al respecto, Robert Harrington, experto en desarrollo comunitario, escribió que uno de los principales atractivos de las empresas son los paquetes de incentivos para atraer inversión a las zonas rurales.
“Las reducciones del impuesto sobre la propiedad, la agilización de los permisos, los programas de capacitación laboral y otros incentivos financieros pueden ayudar a inclinar la balanza a favor de una pequeña ciudad cuando los gigantes tecnológicos buscan posibles ubicaciones”, compartió en LinkedIn .
Bellizia, de AWS, compartió que cuentan con equipos locales enfocados en alianzas de políticas públicas, para entablar discusiones transparentes sobre el uso de recursos.
“Queremos contribuir para que la regulación que pase sea con la perspectiva de beneficio para el país y podemos aportar lo que hemos aprendido en otros sitios del mundo”, afirmó.
Centros de datos, entre la transformación y la protesta
Querétaro no es el único sitio que vive una transformación así de profunda a partir de la tecnología y en otros países, principalmente Estados Unidos, abundan ejemplos.
En el condado de Medina, que forma parte de la zona metropolitana de San Antonio, Texas, Microsoft compró parcelas que anteriormente eran granjas de algodón o maíz y las preparó para construir nuevos centros de datos gigantes, algo que también sucedió en Hutto, una ciudad al suroeste de la ciudad, donde un terreno agrícola de unas 65 hectáreas, ahora está en proceso de convertirse en un centro de datos de 67 hectáreas.
En el condado de Presidio, al oeste de Texas y contiguo a la frontera con México existe un plan para construir un megacampus de datos de 32,374 hectáreas sobre tierras ganaderas, sin embargo, todavía existen ranchos en operación, por lo que la iniciativa se discute con autoridades locales y la comunidad.
La construcción de los centros de datos, a pesar de atraer inversión extranjera y generación de empleos no está bien vista por todos, debido a los altos costos ambientales y sociales que representan estas tecnologías.
En el condado de Hays, también en la zona de San Antonio, muchos residentes se oponen a la construcción e instalación de centros de datos cerca de sus casas por preocupaciones sobre el ruido, la contaminación lumínica, los impactos en la salud y el entorno rural que provocan, algo que cada vez toma más relevancia en México.
De vuelta en Querétaro, activistas como Pamela Siurob y María de Jesús Ibarra han denunciado que los centros de datos agravan la ya crítica crisis hídrica en la entidad, además de que critican la falta de transparencia del gobierno sobre los impactos ambientales y exigen foros públicos con especialistas.