¿Qué te da miedo? ¿Estar solo? ¿La oscuridad? ¿Perder todo lo que te hace humano? Si es así, estás de suerte, porque este videojuego te hará enfrentar dichos miedos y descubrir algunos que no tenías.
Dying Light: The Beast comenzó a desarrollarse como un contenido descargable para la anterior entrega; Stay Human. Sin embargo, el proyecto creció tanto, que acabó convirtiéndose en un monstruo aparte, con un nuevo mundo, campaña, enemigos y horrores por enfrentar.
¿Vale la pena jugar otro videojuego de zombis en 2025?
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NO RENUNCIES A LO QUE TE HACE HUMANO
Kyle Crane, protagonista de la saga, fue capturado por un corporativo militar y ha sido sujeto a experimentos horripilantes durante años. Cuando surge la oportunidad de escapar, se halla en Castor Woods, una pequeña ciudad de corte vacacional en los Alpes. Lo que antes era un bosque montañoso, paraje de relajación y retiro, ahora es una tierra de pesadilla y horror. Pero Crane no está aquí para descansar. Su objetivo es únicamente la venganza, aunque eso le cueste perder lo poco de humano que le queda.
Esta historia es una continuación directa de los acontecimientos de la entrega anterior, sin embargo, no hace falta estar familiarizado para apreciar la historia que te cuentan aquí.
¿Qué queda de humano en este mundo lleno de horrores?(Techland/Level Infinite)
Si bien la población de Castor Woods es mayormente zombi, todavía quedan algunos humanos luchando por sobrevivir, además de luchas internas por la justicia, la verdad y la paz. Es tu decisión si sus luchas se convierten también en las tuyas, porque en esta andanza de venganza, necesitarás todos los aliados que puedas.
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Aunque la trama de Crane es el motor central del juego, el valor narrativo está en las otras historias sumergidas en la ciudad, a través de side-quests, documentos, cuerpos inertes o interiores abandonados de edificios. Si prestas atención, descubrirás que el horror tiene muchas formas, y que la vida de Crane no es la única tragedia en Castor Woods. Dying Light acentúa lo oscuro y horripilante que es este mundo gracias a las tragedias ajenas.
LIBERAR A LA BESTIA
Quienes no estén familiarizados con Dying Light podrían suponer que es “otro juego de zombis”, pero tal noción es equivocada. La propuesta está más enfocada en la acción con énfasis en un desplazamiento tipo parkour, en un escenario survival horror, donde los zombis que infestan caminos y edificios no son tus únicos enemigos; el tiempo juega en tu contra. Cuando la noche llega, es mejor que no estés afuera, aunque los interiores de edificios tampoco son un espacio seguro.
Ese ha sido siempre el espíritu de la saga: mantenerse en los techos y evitar que la noche no te encuentre en la intemperie, ya que no solo los zombis son más poderosos; los peores monstruos se asoman en la oscuridad y con ganas de cazar a los pocos humanos que quedan. Y aún así, si das un paso en falso, si llamas la atención de alguna criatura equivocada con tu linterna o un ruido fuerte, ni siquiera en las torres más altas del mapa te encontrarás tranquilo.
Vas a tener que sacar lo peor de ti para sobrevivir.(Techland/Level Infinite)
La mecánica innovadora en esta entrega es “liberar a la bestia”: a través del combate contra zombis, llenas una barra especial que al alcanzar su punto máximo te transforma en una bestia durante unos cuantos segundos, mismos donde eres mucho más fuerte y ágil, pero también salvaje. Este poder está ahí para usarse en situaciones críticas, contra hordas grandes de enemigos o seres que sobrepasan tus capacidades regulares.
Aunque el juego cuenta con múltiples misiones y objetivos que implican protección, rescate, búsqueda y combate (típicos en juegos del género), el eje que conduce la campaña es la cacería de quimeras: monstruos gigantescos y altamente peligrosos, pero que una vez vencidos, aportan el recurso más valioso en la aventura: su sangre.
La inyección de la sangre de quimeras en Crane lo vuelve más poderoso (aunque con efectos secundarios desconocidos). Solo con un gran poder, Crane podrá enfrentar al responsable de todas sus desgracias.
Estas cacerías son el faro que guía la campaña: siempre sabes a dónde ir, pero también sabes que el siguiente reto será otra bestia horrible y peligrosa, y antes de llegar a ella, te desvías hacia otras misiones y zonas para volverte más fuerte, y estar listo para enfrentarla. De esta manera, nunca pierdes de vista el siguiente objetivo, pero tienes permiso (o la obligación) de explorar los alrededores para prepararte.
Los zombis no son lo único a lo que debes temerle.(Techland/Level Infinite)
Es importante mencionar que el juego cuenta con modo multijugador cooperativo en línea, pero para los fines de esta reseña, dicho modo no se utilizó.
DEL PARAÍSO AL INFIERNO
Castor Woods ofrece un escenario rural, mucho más abierto que en los juegos anteriores, y cuyo encanto está en la combinación de espacios naturales, como bosques, lagos y cuevas, con pequeñas áreas urbanas o instalaciones artificiales, que aunque concentran grandes cantidades de recursos para tu inventario, también resguardan las mayores cantidades de zombis y cuentan con menos rutas de escape.
Dicha variedad te obliga a ser ingenioso y audaz en los combates, o incluso dar preferencia a la discreción y la evasión. No puedes depender de las mismas armas o técnicas en una zona abierta y bien iluminada, que en el interior de un edificio o una cueva; como en cualquier otro buen survival horror, la clave está en administrar tus recursos y escoger tus batallas para estar listo cuando la batalla de verdad sea inevitable.
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Esta diversidad en espacios, con el toque de pequeña ciudad europea entre montañas y cuerpos de agua, acompañada de una banda sonora que pasa de la tranquilidad al horror en un instante, convierten a Castor Woods en uno de los mapas de mundo abierto más singulares que pueden hallarse en juego de horror.
Que la oscuridad no te consuma por completo.(Techland/Level Infinite)
Tanto amantes del survival horror como aquellos que disfrutan de la acción en primera persona, pueden encontrar misiones que respondan a las experiencias que adoran en videojuegos.
CONCLUSIONES
Los juegos de horror, desde la escena indie hasta las producciones Triple A, han prosperado desde hace varios años. Dying Light: The Beast se suma a esa lista, como un buen juego de terror, acción y survival horror, y un gran acercamiento a esta saga para quienes nunca la han disfrutado.
No revoluciona al género y tampoco aporta muchas cosas originales a su misma saga. Quizá hicieron falta algunas otras sorpresas en el gameplay. No obstante, el juego es suficiente para decir con toda confianza a los fans que no deben perdérselo Y para quienes aún no son fans, aquí tienen un buen juego de horror que les puede hacer pasar un gran Halloween con amigos… o solos, si se atreven.