Ultralargo alcance: A bordo del vuelo más largo del mundo
Nota del editor: Miquel Ros escribe un blog de aviación y es consultor apasionado con todo lo que tenga que ver con los viajes. Es economista de profesión y ha trabajado en empresas como Bloomberg y Flightglobal; actualmente cubre las noticias de la industria aeronáutica en Allplane.tv. Es consultor independiente de empresas de viajes y tecnología.
(CNN) — La próxima vez que quedes atrapado en el asiento de en medio en un vuelo muy largo, consuélate pensando en que nunca ha habido un mejor momento en la historia para hacer un vuelo de largo alcance.
Qatar Airways acaba de presentar la ruta más larga del mundo: 17 horas y 30 minutos de Doha, Qatar, a Auckland, Nueva Zelandia, un recorrido de 14,539 kilómetros.
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Es una hazaña que pone a prueba tanto la logística de la aerolínea como la resistencia de los pasajeros y la tripulación.
Aunque es verdad que aún no encontramos una forma de deshacernos del desfase horario ni de mitigar los efectos de la presurización y de la baja concentración del oxígeno en cabina, los viajes por avión han avanzado mucho.
Los primeros días de la aviación
Hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el vuelo comercial más largo del mundo era el de la aerolínea holandesa KLM que iba de Ámsterdam a Batavia (lo que hoy es Yakarta).
Completar este viaje de 7,000 millas náuticas era una verdadera prueba de resistencia que nada tenía que ver con la imagen glamurosa que evoca más de un cartel vintage de viajes.
Tomaba al menos seis días llegar al destino final. Por suerte para los pasajeros, cada par de cientos de millas había una oportunidad para salir de los estrechos confines de la cabina ruidosa y rudimentaria para tomar un poco de té y para estirar las piernas.
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Para completar el viaje era necesario hacer entre 15 y 20 paradas. Era una escena muy alejada de las realidades de los viajes de largo alcance modernos, pero conforme la tecnología de la aviación avanza, los vuelos sin escalas de 16, 17 e incluso 18 horas están llevando a los viajeros al límite.
Actualmente, los desafíos de los vuelos de ultralargo alcance son más económicos o fisiológicos que tecnológicos.
¿Qué ha cambiado?
Qatar Airways le robó el récord de la ruta más larga a su rival Emirates, que anunció en marzo de 2016 su vuelo sin escalas de 14,200 kilómetros desde Dubái a Auckland. Por otro lado, Qantas presentará en marzo de 2018 su ruta de 14,498 kilómetros entre Perth y Londres, así que será el primer vuelo regular para pasajeros que conecta directamente a Australia con Europa.
Entonces ¿qué hay detrás de todos estos récords de distancia?
Cuando Singapore Airlines anunció en 2013 que dejaría de operar el que en ese entonces era el vuelo sin escalas más largo, de Singapur a Nueva York, los analistas atribuyeron la decisión a la poca rentabilidad de la ruta.
Aunque volar largas distancias a una gran altitud permite que los motores funcionen con bastante eficiencia y la reducción en la cantidad de despegues y aterrizajes por milla de vuelo se traducen en la reducción relativa de los costos de operación y mantenimiento, la carga de llevar combustible suficiente para los vuelos de ultralargo alcance puede ser enorme.
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Volar distancias tan grandes implica que la aeronave debe llevar montones de combustible, lo que se suma al peso total que, a su vez, exige que el avión lleve aún más combustible… una cantidad enorme.
Ni siquiera la configuración exclusiva de cabina ejecutiva compensó a Singapore Airlines el costo de operación del vuelo de 19 horas y 9,000 millas náuticas (16,000 kilómetros).
Eficiencia en el consumo de combustible
Por todo esto, es esencial que se mejore la eficiencia en el consumo de combustible para que las rutas aéreas más largas sean factibles… y esto es exactamente lo que ha estado haciendo la industria aeronáutica.
Gracias a la economía de los vuelos de largo alcance es posible abrir nuevas rutas, así como retomar algunas antiguas.
El moderno Airbus A350-900ULR (las últimas tres siglas significan ultralargo alcance en inglés) tiene una autonomía de 8,700 millas náuticas, es decir, más de 16,000 kilómetros.
Esta es la aeronave que Singapore Airlines quiere usar para volver a activar la ruta a Nueva York que antes operaba con un relativamente más sediento Airbus A340-500.
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Su principal competidor será el popular Boeing 777-8, del que se espera que entreguen el primer equipo en 2020. Esta nueva versión de ultralargo alcance del popular "triple siete" reemplazará al Boeing 777-200R que actualmente vuela la ruta de Doha a Auckland de Qatar Airlines.
Por otro lado, el Boeing 787-9 es más pequeño y combina una autonomía impresionante de más de 7,650 millas náuticas (14,000 kilómetros) con un costo de operación lo suficientemente bajo como para permitir la activación de rutas de largo alcance menos concurridas que hasta hace poco se consideraban poco rentables.
Esta es la aeronave que Qantas escogió para su ruta entre Perth y Londres, que iniciará el año próximo.
Hacer lo inimaginable
Los avances en la construcción de aeronaves posibilitan la rentabilidad de rutas de muy largo alcance que antes eran impensables", dijo Pere Suau-Sanchez, catedrático del Centro para la Administración del Transporte Aéreo de la Universidad de Cranfield, en Reino Unido.
"Esto está ocurriendo también en un contexto de alza en la demanda global de viajes aéreos. Conforme más gente vuela, más ciudades satisfacen la demanda necesaria para respaldar las conexiones directas", agregó.
nullLas mejoras tecnológicas también tienen efecto en las regulaciones ETOPS, que restringen las rutas de aviones de dos motores porque impone límites al tiempo máximo de vuelo hacia el aeropuerto más cercano en caso de desvío.
Como hay aviones, como el A350, que exceden los estándares ETOPS hasta en 370 minutos, ahora es posible hacer un montón de rutas nuevas a través de los océanos, particularmente en la región del Pacífico y a lo largo del hemisferio sur.
La economía mejorada de las aeronaves de largo alcance también debería dar el impulso definitivo al desarrollo de un sector aeronáutico de largo alcance y bajo costo.
Nuevas naves
En este contexto, AirAsia, la aerolínea malasia pionera en los vuelos de largo alcance y bajo costo en Asia, anunció su intención de volver a incursionar en el mercado europeo. Lo intentaron hace unos años con aviones A340 de cuatro motores, pero dejaron de operar los vuelos con el argumento de que no eran rentables.
Ahora, AirAsia planea reanudarlos tan pronto como reciba los nuevos aviones A330 de Airbus, una versión renovada y más eficiente de esta aeronave de cabina ancha tan popular.
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Por otro lado, el Boing 787 Dreamliner ha contado con el favor de la aerolínea escandinava Norwegian. Como tiene una docena de 787 en servicio y un pedido de 20 más, Norwegian está aprovechando la aeronave para desarrollar rutas de largo alcance y bajo costo desde sus bases en Europa.
El predicamento de quien hace vuelos de largo alcance
Pero si se está encontrando solución a los desafíos tecnológicos y económicos de los vuelos de largo alcance, ¿qué pasa con los fisiológicos?
La limitación más obvia es el tiempo que los pasajeros de clase turista están dispuestos a ir sentados en una cabina con poco espacio. A pesar de que en el sector se esfuerzan por diseñar un asiento mejorado y ergonómico, este es un ámbito en el que la única manera de recibir alivio de verdad es con un ascenso. Sin embargo, viajar en clase turista puede tener sus ventajas.
Como hay tantos cuerpos respirando muy cerca, la humedad suele ser mayor en clase turista que en clase ejecutiva o en primera, de acuerdo con el profesor Gunnar Grün, director del Departamento de Eficiencia Energética y Clima Interior del Instituto Fraunhofer para la Física de la Construcción, en Alemania.
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El equipo de Grün investiga los factores que afectan el bienestar de la gente en espacios cerrados, entre ellos los aviones.
"Los efectos de la falta de humedad se hacen notorios después de tres o cuatro horas de vuelo. Este tema no tiene una solución fácil porque si hubiera más humedad se condensaría y causaría problemas de corrosión y con los sistemas eléctricos", explicó Grün. "La mejor forma de mitigarlo es beber agua o ponerse gotas en los ojos y la nariz para mantenerse correctamente hidratados".
Grün agregó que la presión atmosférica menor de la cabina también se traduce en concentraciones menores de oxígeno, lo que puede afectar la salud de los pasajeros, particularmente quienes tienen afecciones preexistentes.
La iluminación
Otro ámbito en el que parece que la tecnología puede ofrecer al menos un alivio parcial es la iluminación.
Desde hace mucho se reconoce que la iluminación tiene un efecto sedante en los vuelos de largo alcance y en el diseño de los interiores de las cabinas de nueva generación se toma esto en cuenta al incorporar iluminación interior ajustable con focos led.
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"Las aerolíneas están cada vez más conscientes de cómo algunas cosas como la iluminación y la dieta pueden influir en el bienestar y la conducta de los pasajeros en los vuelos", dijo Achim Leder, fundador de Jetlite, una empresa de Hamburgo patrocinada por la incubadora de empresas Airbus Biz Lab.
Su software, que se basa en las investigaciones que Leder hizo para su doctorado, sirve para que las aerolíneas optimicen la iluminación de la cabina para mitigar los efectos del desfase horario.
¿Qué sigue?
Tal vez en algún momento de este siglo las nuevas tecnologías aeroespaciales reducirán radicalmente el tiempo de vuelo. Algunos innovadores esperan que vuelva a haber vuelos supersónicos comerciales.
En algunos prototipos más futuristas se pretende usar los viajes suborbitales para conectar dos puntos cualesquiera en la Tierra en cuestión de minutos, no en horas. La realidad, como suele pasar en la aviación, es que el mundo se está encogiendo gracias a los cambios lentos pero constantes, no tanto gracias a los saltos súbitos.
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Ahora la misión es lograr avances que sirvan para que esos vuelos cada vez más largos sean soportables, ya sea con una distribución especial de los asientos o con spas y gimnasios a bordo .
Mientras tanto, es mejor que lleves una botella de agua y mucha, mucha paciencia.
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