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Los barcos afectan el canto de las ballenas

A pesar de las investigaciones, las navieras probablemente no cambiarán a menos que vean datos sólidos.
sáb 17 noviembre 2018 07:05 AM
Ballenas
El sonido es crucial para las ballenas jorobadas, pues les sirve para encontrar comida y pareja, así como para orientarse en el océano.

(CNN) - Los barcos comerciales emiten ruidos de baja frecuencia a su paso que afectan a la vida marina. Un nuevo estudio, que se publicó el miércoles 24 de octubre en la gaceta PLOS One, reveló que las ballenas jorobadas dejan de cantar o acortan sus cantos cuando los barcos pasan.

De acuerdo con los autores del estudio, el ruido oceánico ha aumentado en años recientes. En una investigación se demostró que los niveles de ruido de baja frecuencia en el océano aumentaron 10 decibeles entre la década de 1960 y la de 1990, mientras que en otro estudio se propone que los niveles promedio de ruido aumentan hasta tres decibeles por década.

Aunque el ruido oceánico de baja frecuencia tiene muchas causas, tales como las explosiones sísmicas, la generación de energía renovable y los sonares militares, la mayoría de los expertos cree que la fuente principal de ruido son los barcos comerciales de carga y pasajeros.

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En un nuevo estudio se analizó cómo esta cacofonía creciente afecta a las ballenas.

Machos cantantes

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Los investigadores empezaron su experimento instalando grabadoras submarinas en aguas alejadas de la costa de una islita japonesa en el periodo de mediados de febrero a principios de mayo de 2017.

Al escuchar las grabaciones, los investigadores identificaron entre uno y tres cantantes al día y un total de 26 cantantes. Los machos de ballena jorobada cantan para atraer pareja, explicó uno de los investigadores.

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Tras analizar los datos, el equipo descubrió que el canto de las ballenas jorobadas cambiaba en presencia de los barcos. La reacción principal de estos mamíferos de 40 toneladas fue dejar de cantar o acortar su canto cuando se acercaba un barco y cuando se alejaba. A una distancia de hasta 1,200 metros del barco, las ballenas acortaban o suspendían sus cantos.

Los autores escribieron que, notablemente, las ballenas que nadaban bajo un barco "seguían cantando como siempre". Agregaron que la mayoría de las ballenas que dejaron de cantar reanudaron su canto al menos 30 minutos después de que el barco había pasado.

Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, las ballenas jorobadas que habitan cerca de Japón, así como otros tres grupos de animales, están protegidas como especies amenazadas.

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Los autores señalaron que como el estudio se centró en los machos cantantes, no se reveló cómo reaccionan las hembras ni las crías al ruido de los barcos. Concluyeron que se necesitan más investigaciones.

Pese a estas salvedades, Spencer Fire, profesor asistente del Departamento de Ingeniería Oceánica y Ciencias Marinas del Tecnológico de Florida, dijo que la nueva investigación es "sólida".

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Más evidencias

Fire, quien no participó en el estudio, dijo que "esta es una pieza de evidencia más que confirma que el ruido que los humanos hacen tiene un efecto negativo en toda clase de aspectos de la vida de los mamíferos marinos".

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En estudios anteriores se han encontrado pruebas de que las ballenas reaccionan al ruido en el océano. Uno de los ejemplos favoritos de Fire son los hallazgos de los investigadores del Acuario de Nueva Inglaterra, quienes midieron la concentración de una hormona relacionada con el estrés en las heces de ballenas francas del Atlántico Norte en la bahía de Fundy, en Canadá, durante el periodo que siguió a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Fire explicó que unos perros entrenados detectaron las heces de las ballenas en el agua, lo que permitió a los científicos recabar muestras. El equipo descubrió que la reducción del tránsito marítimo en la bahía de Fundy tras los ataques terroristas resultó en un decremento de seis decibeles en el ruido submarino de baja frecuencia.

De igual forma, los investigadores descubrieron "un marcado descenso en la concentración de hormonas del estrés" en las ballenas francas, dijo Fire. Al año siguiente, cuando se reanudó el tránsito marítimo comercial, la concentración de las hormonas del estrés de las ballenas regresó a los "niveles elevadísimos" usuales, añadió.

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Como el estudio coincide con investigaciones anteriores, no sorprende, añadió Fire; sin embargo, los hallazgos son "importantes por los reglamentos". Explicó que las navieras probablemente no cambiarán a menos que vean datos sólidos.

A pesar de las investigaciones, las navieras probablemente no cambiarán a menos que vean datos sólidos.

El sonido es crucial para las ballenas jorobadas. "Dependen del sonido para encontrar comida, dependen del sonido para encontrar pareja, dependen del sonido para orientarse en el océano", explicó.

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Fire dijo que como el ruido bajo que los barcos producen está en la misma frecuencia que los sonidos de las ballenas jorobadas, su ruido puede confundirlas y provocar que cambien su conducta. "Como regla general en la ecología, cuando haces que un animal silvestre cambie su conducta, casi siempre hay consecuencias negativas".

Por ejemplo, si hay demasiado ruido las ballenas podrían verse obligadas a abandonar su hábitat natural e ir "a donde terminarán siguiendo comida que nada demasiado rápido o que no tiene un contenido nutricional suficiente. Usualmente, la ingesta de energía es lo que define la supervivencia del animal", explicó Fire.

Otra de las reacciones de las ballenas podría ser que traten de emitir llamados más fuertes, lo que tiene un costo en términos de energía que al final de cuentas podría perjudicar su supervivencia. Fire explicó que a veces, las ballenas elevan la frecuencia de sus llamados en respuesta al ruido oceánico.

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"Entre más alta la frecuencia, más alto el tono y más breve. No hay muchos, así su llamado tiene que llegar muy lejos para encontrar una pareja", dijo. Sus llamados usuales llegan muy lejos, miles de kilómetros, lo que les permite comunicarse con mamíferos en todo el océano.

Fire señaló que a veces, las ballenas "callan" si el océano está ruidoso. "Si tienen que esperar para poder comunicarse, entonces tal vez no puedan aparearse, lo que tendría consecuencias reproductivas".

En algunos estudios se ha demostrado el impacto letal de los sonidos ensordecedores de las maniobras de entrenamiento de la Armada estadounidense en las ballenas zífidas, una especie diferente de cetáceo que nada en aguas profundas.

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"Estos sonidos estruendosos que hacen los sonares de los barcos de la Armada pueden causar [que las ballenas zífidas de las profundidades] se asusten y salgan disparadas hacia la superficie, cosa que normalmente no harían. Mueren inmediatamente por esto", dijo Fire. Esto es básicamente un caso de descompresión como la que los buzos pueden sufrir si suben de las profundidades del océano demasiado rápido, explicó.

Fire dijo que a final de cuentas, el ruido oceánico es un "problema" para las ballenas jorobadas. "Es como una cosa más que agregar a la larga lista de amenazas para esta especie". Dijo que entre las amenazas están los choques con barcos, el cambio climático y la transformación de las costas.

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