Una biblioteca en NY exhibe objetos de la Tierra Media, de Tolkien
NUEVA YORK - Hobbits, orcos, elfos y demás bestias míticas del universo del escritor J.R.R. Tolkien conquistan la neoyorquina isla de Manhattan gracias a una exposición en la Biblioteca Morgan que exhibe acuarelas, dibujos y objetos personales donde el británico mostraba su propia visión de la Tierra Media.
Además de escribir sus celebradas novelas, las cuales le valieron reconocimiento mundial, Tolkien (1892-1973) también visualizaba los paisajes en los que los protagonistas de El hobbit y El Señor de los anillos vivirían sus aventuras, mediante acuarelas, dibujos a lápiz o trabajos con los primeros bolígrafos de colores.
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El visitante entra a la exposición como si saliera de una de las características casas de Hobbiton, el pueblo de Bilbo y Frodo Bolsón, atravesando una puerta redonda con un mural enfrente inspirado en una acuarela pintada por el artista para la primera edición estadounidense de El hobbit.
La muestra, la más grande de estas características que haya tenido lugar en Estados Unidos, recoge 117 objetos entre cartas, borradores, dibujos o fotografías que descubren a la mente detrás de la Tierra Media en todas sus facetas: como padre, marido y escritor.
Como padre, la exposición permite ver a un Tolkien atento con sus sus hijos, a quienes leía los primeros borradores de sus novelas.
El escritor, incluso, aunaba su arte para la narración con la pintura y enviaba postales a sus hijos fingiendo ser Santa Claus. En ellas les contaba toda clase de aventuras en el Polo Norte, les mostraba retratos del bonachón repartidor de regalos y de su taller de juguetes y alimentaba la ilusión de los pequeños por la llegada de la Navidad.
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Como escritor, su faceta más explotada, numerosos manuscritos y cartas permiten ver gran parte de su proceso creativo a la hora de desarrollar lo que pretendía ser una mitología británica.
Con la Tierra Media Tolkien quería crear un antecedente del mundo de aquel entonces, las décadas de los veinte y los treinta del siglo pasado, un universo que llegó a trascender el nuestro con animales fantásticos, magos y árboles capaces de hablar.
Prueba de ello son otros de los murales que hacen las delicias de los asistentes a la exposición.
En uno de ellos, titulado Eeriness (Inquietud), un antecedente del mago protagonista de sus historias, Gandalf, atraviesa un bosque nocturno y amenazante, entre tonalidades púrpuras y azules.
En otro, Conversación con Smaug, Bilbo Bolsón charla con el dragón Smaug en una escena de El hobbit, en la que la bestia se encuentra tumbada sobre una montaña de monedas de oro custodiando sus riquezas y los esqueletos de otros intrépidos que se atrevieron a acceder a su morada.
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El mimo con el que trató su universo también se refleja en diversos mapas que él mismo trazó de las tierras de Mordor, Gondor, o de la ficticia ciudad de Minas Tirith, entre otros.
Además, el amor por los idiomas que su madre le inculcó antes de morir cuando él tenía doce años, le instó a diseñar durante su adolescencia los primeros pasos de una lengua que después desarrollaría en sus novelas: el élfico, cuyos primeros vestigios se pueden ver en la exhibición.
La exposición, comisariada en colaboración con la Biblioteca Bodleiana de Oxford (Reino Unido, alma máter del escritor) y del Archivo Tolkien, estará disponible para su visita hasta el 12 de mayo.
Aparte de la muestra, la Biblioteca Morgan ha organizado una serie de actividades en torno a la obra del británico, desde una clase magistral sobre sus trabajos pictóricos hasta charlas, tours guiados o una fiesta temática de disfraces.
Las entradas para este último evento -inspirado en la ficticia Comarca de El Señor de los anillos- ya están a la venta, partiendo de 35 dólares por un boleto estándar hasta los 100 de un tícket VIH (Very Important Hobbit.