El nuevo cálculo llega a 15,000 millones de toneladas anuales, o sea un aumento de 20% con relación a los cálculos mencionados por el Giec (Grupo intergubernamental de expertos sobre la evolución del clima) en 2021, de acuerdo con un comunicado del CNRS.
Esta absorción se hace gracias al fitoplancton, que transforma el CO2 en tejido orgánico por fotosíntesis. Una parte de ese fitoplancton, cuando muere, fluye desde la superficie del océano, bajo forma de "nieve marina".
Para medir esos flujos de "nieve marina", los investigadores se basan en datos existentes de concentración de carbono en el océano medidos por barcos oceanográficos", señala el investigador.
"Gracias a esta simulación digital, se logró reconstruir los flujos del global y especialmente en las regiones donde no se hacía ninguna medida de los flujos".
Se trata "de calcular cuánto (carbono) llega verdaderamente al fondo del océano", a 3,800 metros de profundidad promedio, sin ser devorado por organismos marinos, explica Le Moigne.
Al llegar al fondo del océano, esta "nieve marina" se transforma en sedimento y en piedra, absorbiendo carbono por larguísimos períodos.
El cálculo realizado por los investigadores muestra que "preservar la biodiversidad marina es crucial para garantizar ese proceso de absorción biológica de carbono, pues estamos ante un flujo aun más importante de lo que se pensaba", subraya el investigador del Laboratorio de las ciencias del medio ambiente marino (LEMAR) de Plouzané, cerca de Brest (noroeste).