(Expansión) - Este año empezamos en la revista Expansión con un tema de portada que nos parecía extremadamente urgente por las implicaciones que tiene, no sólo en los negocios, sino en nuestra existencia misma. Hablamos en enero de cambio climático y buscamos desmenuzar el problema y comunicar la ruta estratégica que varias instituciones y empresas han trazado para contribuir a la reducción de su huella de carbono. El reto en aquella primera edición de 2023 era cómo crecer en un planeta finito.
Prioridad
Al revisar las portadas de este año que termina, resalta que aquel tema parece el más vigente de todos los que abordamos a lo largo de nuestras 12 ediciones y, desafortunadamente, para mal. Ya es hasta repetitivo, pero 2023 se perfila como el año más caluroso del que se tenga registro, este verano fue sofocante en el hemisferio norte y basta con voltear a Acapulco para dimensionar el impacto que en enero algunos especialistas ponían sobre la mesa por las consecuencias de no actuar pronto y de manera contundente.
En las primeras líneas de ese especial de inicio de año, nuestra editora de la revista, Puri Lucena, relata que el primer riesgo que la industria financiera aprendió a gestionar fue el propio otorgamiento de crédito, luego vinieron los retos operacionales y de volatilidad bursátil, para finalmente llegar a la necesidad de sobrellevar el cambio climático. Ahora, Otis se revela como una dura lección del costo de no tomar acciones contundentes para mitigar la subida frenética de las temperaturas del planeta.
Lee más
Las noticias no son alentadoras, de acuerdo con el Panel de Naciones Unidas para el Cambio Climático, este año fracasamos nuevamente en siquiera acercarnos al camino de la reducción necesaria de emisiones para mantener el aumento de la temperatura en 1.5 grados. Las emisiones de efecto invernadero deberían reducirse al menos 43% en 2030, respecto de los niveles de 2019, para conseguir ese objetivo. Con las medidas tomadas actualmente, la reducción será de apenas el 2%.
Las consecuencias del fracaso climático han sido anunciadas desde décadas atrás y en cada rincón del planeta se resienten: actividades económicas enteras están al borde del colapso en varias regiones, desastres naturales más violentos y ya es el 80% la población a nivel mundial en riesgo de padecer hambruna o algún tipo de carencia derivada de las inundaciones y sequías más frecuentes y duraderas.
Este fue un año de muchas definiciones y los equipos de Expansión y de Expansión Política dieron cuenta de ello en estas páginas. En lo económico, la recuperación del crecimiento siguió su marcha y las empresas ya emprenden planes tras ponerse de pie luego de la pandemia. Banamex no se quedó con dueño de nombre y apellido. La disputa entre el gobierno y la iniciativa privada se subió a las vías del tren. La educación y los libros de texto dominaron las conversaciones del verano. Ya tenemos aspirantes definidos para la presidencia en los comicios del próximo año. Una guerra en Medio Oriente se sumó al conflicto europeo. Sin restar importancia a estos temas, me quedo con que de todas las definiciones y cambios que tuvimos, en 2023 faltó el plan para atender la crisis climática y tomar medidas más agresivas. Esa es la prioridad.
_________
Nota del editor: Gonzalo Soto es director editorial de Expansión. Síguelo en LinkedIn .
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión