Pero el pachuquismo sobrevive entre un grupo de nostálgicos veteranos que, como Zamorano, permanecen fieles a la moda de antaño y animan míticos salones de baile de la capital mexicana, como el California o Los Ángeles, al son de ritmos como mambo, danzón, boogie-woogie y cha cha cha.
"Lo bonito es rescatar la elegancia del pasado", se congratula Roberto Romero, un sastre especialista en zoot suit y cuyas ventas de atuendos pachucos se potenciaron en la última década.
¿Qué significa ser pachuco?
"El pachuco parece encarnar la libertad, el desorden, lo prohibido", escribió el Nobel mexicano de Literatura Octavio Paz en El laberinto de la Soledad.
Y la vida de Pachuco For Ever pareciera un homenaje vivo a esa figura, que le recuerda a su padre, tío y abuelo.
En la casa de Zamorano, hay un altar al célebre actor y cantante mexicano Germán Valdés Tin Tan, que en la década de 1940 se consagró como El Pachuco de Oro. Sus armarios están atiborrados de zoot suits que van desde el violeta, pasando por la cuadrícula escocesa hasta el dorado con piedras Swarovski.
También tiene una colección de sombreros de todos colores, formas y tamaños, un buqué de plumas finas para adornarlos, una gama de zapatos -desde charol bicolor al psicodélico tornasol-, así como vistosas flores para la solapa y cadenas estilo leontina, usadas como armas de pelea por los pachucos originales.
"Los pachucos fueron los primeros metrosexuales. Desde el martes ya estoy pensando qué ropa ponerme el sábado para ir a bailar. Ese día me rasuro, tengo un espejo de doble aumento para bien delinearme el bigote tipo Tin Tan. Ser pachuco de verdad, es que toda tu ropa sea de pachuco, a todos lados adonde vas", dice Zamorano.