La colocación de las ofrendas del Día de Muertos en la mayoría de los hogares mexicanos a finales de octubre y el 1 y el 2 de noviembre tiene un elemento característico: la flor de cempasúchil, que con su color amarillo y naranja enmarca las fotografías y alimentos de los que se han ido.
La tradición marca hacer senderos con las flores de cempasúchil, desde el camino principal hasta el altar de la casa, con la finalidad de guiar a las almas hacia los altares, por lo que es común ver que productores y comerciantes la ofrecen durante octubre.