Aún le importan los medios, y mucho
Nota del editor: Michael D'Antonio, el autor de The Truth About Trump, está escribiendo Trump Watch, una serie de columnas sobre el presidente electo para CNN Opinion. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) - En dos semanas de transición de presidente electo a comandante en jefe de Estados Unidos, Donald Trump, ha indicado sus prioridades y demostrado el estilo que le dará al cargo más poderoso del mundo. Las pistas nos dicen que no deberíamos esperar que el 'showman' de 70 años se transforme en un líder y genuinamente sobrio y predecible, pero esta no es necesariamente una mala profecía.
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Hay un montón de cosas que le importan a los políticos ordinarios (reglas acerca de qué tipo de cosas se pueden decir cuando se ejerce un cargo o cuando se está en campaña, tradiciones que han sido probadas en la historia de los gobiernos y políticos estadounidenses) que a Trump puede que no. Pero por lo que se ha visto tanto en su carrera, como en su periodo como presidente electo, es demasiado claro que hay cosas que sí le quitan el sueño.
Los medios
Trump ha asistido a dos grandes reuniones desde que conquistó la presidencia. Ninguna de esas reuniones ha sido con miembros de su equipo de campaña que lo han servido tan bien o con un grupo grande de hombres y mujeres que podrían servirle en su administración.
En vez de eso, Trump prefirió gastar horas con los líderes de las más grandes cadenas de televisión y los escritores y editores del New York Times.
Las sesiones con periodistas nos dicen que Trump aún está muy obsesionado con el poder de los medios de comunicación. Su estrategia 'teatral' fue muy a su viejo estilo. A los periodistas se les requirió que fueran hasta sus dominios, la Torre Trump, donde fueron fotografiados como suplicantes yendo a honrar a un monarca sentado en lo alto de los cielos.
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En vez de un nuevo comienzo para rehacer una relación como lo describió la gerente de la campaña, Kellyanne Conway, el magnate aparentemente usó la reunión como una especie de queja contra organizaciones como CNN y NBC.
El New York Post reportó el encuentro como un conflicto abierto, pero Brian Stelter, de CNN, escribió que Trump también hizo propósitos por una positiva relación entre 'su' Casa Blanca y los medios. Los participantes aseguraron que una versión publicada por una cuenta del New York Post, en la que se describía como si Trump les estuviera dando una tremenda reprimenda a los miembros de la prensa como si fuera a un pelotón de fusilamiento era exagerada.
Las reglas aceptadas por los periodistas hicieron de esto un asunto "off-the-record", pero, como un hombre con 40 años de experiencia con la prensa, Trump tenía que conocer que el tono de sus observaciones sería contado y, de esta manera, su decisión de criticarlos y regañarlos podría ser considerada como deliberada e intencional.
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Horas después, fue recompensado por los medios de derecha. "Trump se come a la prensa", aseguró Breitbart News. Esa clase de titulares alienta a unos seguidores del magnate a quienes les encanta la idea de que él meta en cintura a aquellos que odian.
Más revelador fue, tal vez, el encuentro de Trump con el New York Times. Primero, decidió demostrar su respeto haciendo una 'caminata' hasta el edificio del Times (luego de haber cancelado temporalmente la reunión). Luego, hubo un arreglo para hacer público lo comentado en su conversación.
Aquí vale la pena señalar que, al hacer este pedido, los ejecutivos del periódico mostraron que son conscientes de su poder y Trump, quien reconoce la fuerza tan pronto la ve, estaba dispuesto a ceder un poco.
nullLas transcripciones de la reunión en el Times revelaron a alguien que le importa mucho lo que el periódico publica acerca de él. En el pasado, Trump atacó al diario de su ciudad natal con términos como "de tercera", "estrafalario", "fraudulento" y "errático". Pero en esta sesión fue conciliador al punto de llegar a la adulación al calificar al periódico como "una gran, gran joya estadounidense".
¿Qué está pasando aquí? La simple y más esencial explicación es que aunque a Trump le importen las noticias de televisión, verdaderamente respeta el no oficial pero ampliamente reconocido historial del periódico.
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Cuando era joven, Trump hizo su gran aparición mediática cuando el Times publicó un perfil sobre él en el que lo reseñó como un magnate cuando realmente no lo era. Desde ahí, supo que este periódico marca la agenda mediática en Nueva York, la nación y, a veces, el mundo.
Mientras cortejó a sus editores y reporteros, con su usual nivel de exageración, le llamaron la atención artículos en los que se hablaba bien de él (alguna vez se jactó erróneamente de que un artículo hecho por mí sobre él fue uno de los más largos jamás publicados en sus páginas).
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