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OPINIÓN: En la lista de los primeros 100 días, Trump tendrá bajas calificaciones

Estamos de vuelta en el reino del aprendizaje sobre las luchas de poder tras bambalinas, los afanes normales de la política presidencial.
mar 25 abril 2017 01:31 PM
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¿Salvación? Si el presidente Donald Trump y el Congreso republicano logran aprobar leyes en los próximos meses, el fracaso no será tan importante para definir su legado. (Foto: KEVIN LAMARQUE/REUTERS)

Nota del editor: Julian Zelizer es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton, además de miembro numerario de New America. Escribió los libros Jimmy Carter y The Fierce Urgency of Now: Lyndon Johnson, Congress, and the Battle for the Great Society. También es conductor del podcast Politics & Polls. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

(CNN) — A Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, no le importa lo que los expertos tengan que decir. "Sin importar lo que logre en el ridículo estándar de los 100 primeros días (y ha sido mucho, incluyendo a Corea del Sur), ¡los medios te matarán!", tuiteó.

Aunque tal vez sea justa su crítica al concepto de los primeros 100 días, es difícil analizar el desempeño de Trump en los primeros meses de su presidencia y no llegar a la conclusión de que él y los republicanos se enfrentan a un grave problema. No tiene una ley importante de la cual hablar.

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La única propuesta de ley significativa que intentó llevar al Congreso, la abrogación y el reemplazo de Obamacare, colapsó bajo el peso de la oposición conservadora. Está intentando revivirla, pero es dudoso que lo logre. Sus decretos antiinmigratorios se quedaron atorados dos veces en los tribunales.

En política exterior ha dado tumbos sin alcanzar ningún logro diplomático o militar importante. Ha estimulado un vigoroso movimiento opositor que ha provocado que los legisladores republicanos que acuden a sus propios ayuntamientos piensen dos veces antes de respaldar cualquier cosa que diga. Todos los días, el escándalo de la colusión con Rusia en las elecciones ha ensombrecido sus actos.

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Sin embargo, es posible que los fracasos de estos meses no sean tan devastadores como podría parecer.

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Lo de los 100 primeros días es una ficción, un periodo artificial que no tiene significado intrínseco pero se usa rutinariamente para calificar a los presidentes. Ha habido presidentes, como Barack Obama (en la cuestión de los servicios médicos) y George W. Bush (en programas de contraterrorismo) que hicieron cosas grandes después de los 100 días. Richard Nixon fue a China en 1972, visita que definió a su presidencia en varios sentidos.

También hubo presidentes, como Jimmy Carter, que tuvieron grandes logros durante los primeros 100 días, pero se vieron en dificultades durante el resto de su presidencia. Si Trump y el Congreso republicano logran aprobar leyes en los próximos meses, el fracaso no será tan importante para definir su legado.

¿Normalización de la presidencia?

Cabe destacar que el normalizar una presidencia que parecía tan endeble en enero es un logro para Trump. Como muchos observadores se preguntaban si podría lidiar con los desafíos cotidianos de la presidencia y si aguantaría mucho tiempo con sus tormentas en Twitter y sus peroratas, vale la pena señalar que conforme pasa el tiempo, la discusión empieza a centrarse en lo que pasará después con su proyecto político.

¿Qué hará con Corea del Norte ? ¿Cómo manejará las relaciones con China? ¿Podrá avanzar con la reforma fiscal o con el paquete de infraestructura? Este cambio de enfoque ha sido un giro notable para esta polémica exestrella de programas de telerrealidad. El tema del conflicto de intereses entre su negocio familiar y su nueva actividad política ha pasado a segundo plano.

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La normalización se ha dado a pesar de que queda sin resolver el enorme escándalo de la posibilidad de que las elecciones hayan estado arregladas en coordinación con los rusos. Esto es cosa seria. Las acusaciones sobre lo que pasó en la campaña de 2016 no han cedido… de hecho, han empeorado.

Siguen surgiendo pruebas de las diferentes conexiones entre los funcionarios de la campaña de Trump y los rusos… mientras las agencias investigadoras estadounidenses coinciden firmemente en que los rusos intervinieron en las elecciones a través del hackeo y de las noticias falsas.

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Esta es la clase de escándalo que haría que el lío de Watergate o de Irán-Contra parezca juego de niños. Pero hasta ahora, ha sobrevivido. La lealtad del partido ha protegido a la presidencia en la Cámara de Representantes, en donde parece que la investigación de la Comisión de Inteligencia se cayó en pedazos.

Fuera de un puñado de senadores, tales como John McCain o Lindsey Graham, los republicanos se han quedado notoriamente callados sobre todas las pruebas que han surgido. Este escándalo podría empeorar gravemente, pero al menos al final de los 100 primeros días, Trump sigue en pie y el diálogo nacional gira alrededor de otros asuntos.

Estamos de vuelta en el reino del aprendizaje sobre las luchas de poder tras bambalinas, los afanes normales de la política presidencial. Una de las cosas que le importan, así como a muchos de sus partidarios republicanos, es el estado de la economía.

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Encontrarán alivio en que el mercado accionario sigue fuerte y los principales indicadores económicos siguen moviéndose en la dirección correcta. Esa podría haber sido obra de Barack Obama, pero Trump bien puede usarla como indicio de que el país es fuerte.

El proyecto de Trump

La presidencia ha podido desestabilizar la posición de la prensa. Los ataques incesantes de Trump en contra de las organizaciones noticiosas y su habilidad de inundar el país con declaraciones engañosas o falsas a través de Twitter han provocado que a los estadounidenses les cueste cada vez más saber qué es verdad y qué es ficción.

Ha aprovechado tendencias que han cobrado fuerza desde hace décadas, tales como la emisión de noticias cada vez más partidistas y la desconfianza en la prensa, con el fin de socavar la confianza de la gente en lo que escuchan de fuentes establecidas. En este tipo de entorno, es más fácil que el presidente dirija el proyecto nacional hacia cuestiones nuevas y confunda a la opinión pública. Los reporteros se ven en dificultades para "vigilar" si cada vez más gente duda de lo que dicen.

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Aunque el poder ejecutivo no es tan duradero como las leyes, ha sido una herramienta poderosa en el arsenal de Trump. Mientras muestra un interés casi nulo en trabajar en una ley o siquiera en entrar en contacto con los miembros del Congreso, ha aprovechado sus instintos de empresario para usar decretos con mayor ferocidad cada vez.

Aunque el decreto antirrefugiados se estancó en los tribunales, otras medidas como las deportaciones aceleradas y la desregulación de los mercados energéticos han avanzado a un paso rooseveltiano. Ha llenado muchas dependencias clave con personas que se oponen a los mismos programas que dirigen.

nullLos demócratas del Senado no pudieron obstruir las confirmaciones. Estas medidas tendrán grandes efectos en las vidas y en los sectores que regulan, mientras que sus tácticas para atraer a los republicanos más tradicionales (al tiempo que se deshace de su faceta populista) servirán para obtener el respaldo de su partido.

La confirmación de Neil Gorsuch a la Suprema Corte fue un gran éxito para un presidente que desde el primer día prometió que buscaría un tribunal más inclinado a la derecha. Aunque los demócratas han sido muy competitivos en algunas de las elecciones especiales que se han celebrado, al menos hasta ahora no han salido airosos, lo que indica que algunos de los triunfos electorales que se esperaban podrían estar más limitados.

Según CNN, Trump también ha estado recaudando decenas de millones de dólares para su reelección en 2020, lo que incluye 7.1 millones para Donald J. Trump for President Inc. Esto significa que bien puede recurrir a un formidable arcón de guerra con vistas a las elecciones primarias, lo que asustaría a los contendientes republicanos y pondría mucha presión sobre el oponente demócrata. No se debe tomar las cifras a la ligera.

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A pesar de todo, Trump no puede presumir de todo lo que ha pasado desde enero. En la lista de los primeros 100 días de la presidencia, tendrá bajas calificaciones. Si quiere ser parte del panteón de presidentes productivos, no tiene argumentos convincentes.

Sin embargo, sus oponentes no deberían ser muy confiados porque si se analiza lo que ha pasado desde la toma de posesión, se puede ver que este presidente está en mejor condición de lo que creen y aún tiene mucho tiempo en su reloj político. Quienes se preguntaban si pronto podría haber un juicio político o una renuncia tal vez empiecen a pensar en qué probabilidades hay de que se reelija.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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