OPINIÓN: Corea del Norte será una potencia nuclear. Tenemos que aceptarlo ya
Nota del editor: David A. Andelman colabora frecuentemente con CNN Opinion y escribe artículos para el diario estadounidense Usa Today. Escribió el libro A Shattered Peace: Versailles 1919 and the Price We Pay Today. Fue corresponsal extranjero del New York Times y corresponsal de CBS News en París. Síguelo en Twitter como @DavidAndelman . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) — Olvídense de volver a meter al genio nuclear en la botella en lo que concierne a Pyongyang. Corea del Norte tendrá un arma nuclear apta para el lanzamiento… y no se dejará convencer de no usarla.
Así que ahora depende de que Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, se contenga en sus declaraciones (cosa que muchos temen que no pueda hacer) para impedir el apocalipsis.
Su tuit reciente en el que alaba a Kim Jong Un por "haber tomado una decisión muy sabia y bien razonada [contenerse de atacar Guam]. ¡La alternativa habría sido catastrófica e inaceptable!" bien podría considerarse una amenaza; desde el punto de vista de algunos observadores de Corea, podría considerarse un desafío para el sensible dictador.
Sin embargo, se cree que los 10 días de maniobras militares conjuntas de Estados Unidos y Corea del Sur , que dieron comienzo el lunes 21 de agosto, echen sal sobre una herida aún abierta y que Kim no se sentirá inclinado a hacer concesiones a Estados Unidos. Un gesto, sin importar lo pequeño que sea (terminar antes las maniobras militares, por ejemplo), rendiría grandes frutos y le costaría poco a Estados Unidos.
En este momento tenemos un par de cosas que agradecer. Primero, Trump no ha destruido el tratado nuclear con Irán a pesar de que prometió hacerlo durante su campaña. Si lo hubiera hecho, estaríamos ante dos Estados rebeldes con armas nucleares.
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En segundo lugar, el papel de China (vecina de Corea del Norte y principal garante de su existencia), que tiene sus propias armas nucleares, sin mencionar a millones de ciudadanos en el radio del estallido o de la lluvia radiactiva de cualquier represalia por parte de Estados Unidos en caso de que Kim sintiera la necesidad de provocar una guerra nuclear.
En vista de estas dos "bendiciones", ¿cómo nos enfrentamos a la realidad de una Corea del Norte nuclear?
Muy sencillo: tenemos que encontrar una ruta diplomática hacia un régimen de destrucción mutua asegurada (MAD, por sus siglas en inglés) que sirva para vigilar y contener a Corea del Norte.
El concepto de destrucción mutua asegurada sirvió para evitar una guerra nuclear durante la Guerra Fría, época en la que Estados Unidos y la Unión Soviética (que contaban con los arsenales nucleares más grandes y más fácilmente desplegables) reconocieron que si uno lanzaba armas nucleares contra el otro, provocarían la destrucción segura de su propio país y de su pueblo.
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Conforme crecía el club nuclear, de alguna manera se mantuvo esta "metaestabilidad". India y Pakistán se anulan gracias a su propio régimen MAD. Cuando China se incorporó, Beijing reconoció que si usaba sus armas nucleares, Estados Unidos lo borraría del mapa.
Esto comenzó a caerse a pedazos a finales de la década de 1990, cuando parecía que el dictador desquiciado Muamar Gadafi estaba a punto de desarrollar un arma nuclear. Tras la invasión de Estados Unidos a Iraq, Gadafi reconoció lo que le esperaría si no desactivaba su programa de armas nucleares, a lo que accedió enviando al extranjero 25 toneladas de equipo y documentos, incluidos componentes de centrífugas enriquecedoras de uranio.
El problema hoy es que se dice que Kim ha estado poniendo mucha atención a lo que pasó finalmente con Gadafi , quien, herido de muerte, terminó escondiéndose en una alcantarilla en los últimos días de la Revolución Libia. Kim no está dispuesto a ceder antes de tiempo sus ambiciones nucleares, cosa que consideraría la máxima muestra de insensatez existencial.
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A pesar de todo, el principio de destrucción mutua asegurada ha sobrevivido más de medio siglo. Sin embargo, hay elementos esenciales para evitar que ocurra el apocalipsis con la llegada de Corea del Norte.
Uno de los elementos clave del MAD es que ningún país puede provocar a otro sin necesidad o sin sentido. Según esta regla, sería esencial evitar que el presidente de Estados Unidos siga antagonizando al único jefe de Estado que podría tener un gatillo sensible en las manos y muy poca paciencia: Kim.
nullKim tiene menos de la mitad de la edad de Trump y aún menos autocontrol… o cuando menos, menos restricciones. Nunca hay que olvidar que Kim ordenó que mataran a su tío y que Corea del Sur lo ha acusado de matar a su medio hermano por faltas por las que ni siquiera despedirían a alguien de la Casa Blanca de Trump, mucho menos de The Apprentice.
También nos encontraremos con que Japón, e incluso Corea del Sur, sentirán la necesidad de tener su propio arsenal nuclear. El gobierno japonés está considerando la autorización del desarrollo de sus propias capacidades militares ofensivas por primera vez desde que perdió la Segunda Guerra Mundial.
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El presidente de Corea del Sur pidió permiso a Estados Unidos para construir misiles balísticos más poderosos. Vigilar y contener el arsenal nuclear de Kim es esencial si queremos evitar la proliferación de arsenales nucleares en el Pacífico, cosa que cimbraría el MAD hasta los cimientos.
¿Pero hasta cuándo tendremos que contenernos o vivir en un universo potencialmente inestable? Probablemente por un rato… al menos en términos políticos o diplomáticos. Podrían pasar 20 o 30 años antes de que haya un cambio de régimen real en Corea del Norte que implique una moderación de sus ambiciones nucleares o la restauración de cierto equilibrio en sus prioridades diplomáticas o militares.
Ese cambio no es imposible. Recordemos que nunca creímos que habría un cambio de régimen en la Unión Soviética o en Libia, aunque ambos ocurrieron en un parpadeo, desde el punto de vista histórico. Esta vez, la espera podría ser más tensa y probablemente implique que habrá cambios radicales en nuestra perspectiva, particularmente en la de Trump.
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Tenemos que empezar a buscar alguna forma de mostrarle el mínimo de respeto a Kim, cosa que claramente ansía como miembro inminente del club nuclear… el mismo respeto, por cierto, que le mostramos a Gadafi hasta el momento en el que lo depusieron. Es el mismo respeto que Ronald Reagan le mostró a Mijail Gorbachov hasta el momento en el que el comunismo se derrumbó bajo su propio peso, hace casi tres décadas.
Una opción podría ser no cancelar las maniobras militares bienales que se han llevado a cabo desde hace cuatro décadas, porque cancelarlas sería signo de debilidad. Sin embargo, reducir su duración y hacerlo ver como gesto de buena fe podría impedir que Kim sienta que tiene que responder con amenazas.
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Mientras tanto, debemos dedicar todas nuestras energías a asegurarnos de que ninguna de las armas nucleares de Kim caiga en manos de personas o grupos a los que nadie puede contener y que no temerán usarlas.
Está claro que cada arma nuclear, una vez que explota, deja restos que llevan una "firma" distintiva con la que se identifica inmediatamente su país de origen . Hay que hacer entender a Kim que en ese caso, el creador del dispositivo recibirá un castigo tan cierto como quien la haya detonado. Esas son las nuevas condiciones del MAD.
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