Algunos de ellos no cuentan con acceso a internet y otros están enfocados en cómo llevar el sustento a casa, porque perdieron su empleo a causa del COVID-19. De los estudiantes que sí se conectan, la mayoría posee habilidades digitales, pero otros no se habían siquiera interesado en abrir una cuenta de Gmail.
Para Cielo Canales, la pandemia demostró a la docencia que hay otros formatos para enseñar. Y aunque la contingencia ha catapultado el uso de plataformas educativas, también está acentuando los grandes problemas de la educación: la desigualdad social, la brecha digital y la falta de capacitación docente.
“La concepción de escuela que tenemos en México y América Latina se basa en la idea cara a cara. Eso nos ha golpeado mucho, en comparación con países asiáticos, donde el acceso a la digitalización y el fomento a la disciplina son parte esencial de su progreso económico y educativo”, menciona el también investigador y participante de la Asociación de Educadores de Latinoamérica y el Caribe (AELAC).
En México, hay 80 millones de usuarios de internet. De acuerdo con la Encuesta Nacional del Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), solo el 19% de las familias vulnerables tiene acceso a una red de conexión. Y solo el 16% cuenta con una computadora.
A su vez, se contabilizaron 86.4 millones de usuarios de telefonía móvil, con una proporción de ocho a dos en zonas urbanas y rurales, respectivamente. El 76.8% se conecta a través de un smartphone. Pero 68 millones de mexicanos no tienen contratado un plan mensual de datos, es decir, que se conectan a través de una red wifi o cuando realizan recargas de tiempo aire.