El auge de los programas formativos y la educación STEM en México
Las plataformas de educación en línea tuvieron un gran auge durante la pandemia y continúan creciendo. De acuerdo con las firmas de análisis Pitchbook y Crunchbase, en 2020 y solo en Estados Unidos, la industria de la tecnología educativa recaudó 2,200 millones de dólares (mdd), mientras que para el siguiente año la cifra se elevó hasta los 8,200 mdd.
A este universo de plataformas formativas pertenece Microverse, que recientemente duplicó su valuación con una extensión a su serie Serie A, elevándola a 16.5 millones de dólares y que provino de los inversionistas Northzone, General Catalyst, All Iron Ventures, business angels y True Equity.
Su promesa es que 85% de los egresados aseguran un trabajo internacional en los últimos tres meses del programa, con un salario promedio de 1,750 dólares. Para ingresar al bootcamp, señala Camus, es necesario sostener conversaciones en inglés y contar con conocimientos básicos de HTML, CSS y JavaScript, aunque si no es el caso, Microverse ofrece un programa de entrenamiento abierto y gratuito de programación para lograr el nivel requerido.
En México también hay otras plataformas que funcionan bajo este modelo de negocio. Una de ellas es Henry, una escuela online de programación que fue fundada por Luz Borchardt y Martín Borchardt y se basa en un esquema de financiamiento y de networking, que facilita a las personas el acceso a la educación tecnológica, pero también les da la posibilidad de conseguir un empleo.
Lo que ofrece es el programa Desarrollo Web Full Stack, un curso que en cuatro meses forma a talentos en programación y metodologías ágiles. No tiene un costo inicial, pues la idea es que las personas primero encuentren empleo y luego comiencen a pagar 15% de su salario, hasta concluir el costo total del programa que es de 80,000 pesos.
Para ello, los cofundadores también crearon una red de más de 300 empresas en México, Colombia, Argentina, Estados Unidos y Europa, que están interesadas en atraer perfiles con habilidades tecnológicas y en ser mucho más inclusivas y diversas en la conformación de sus equipos de trabajo. Algunas de estas empresas, según sus fundadores, pertenecen al sector financiero, farmacéutico y petrolero.
Inroads es otro ejemplo. La organización, que se fundó en 1970 en Estados Unidos, ha apoyado a más de 50,000 jóvenes provenientes de diferentes orígenes étnicos y de un estrato socio económico limitado a vincularse con el mundo profesional.
“Muchas veces la falta de empleo se debe a que no existen las mismas oportunidades para todos. Es muy importante que los jóvenes puedan tener acceso a otro tipo de formación que les permita estar mucho más actualizados y que eso les brinde mejores oportunidades laborales, ya que el sector del trabajo se encuentra en un constante cambio y adaptación”, dice Beatriz Coll, directora general de Inroads México.
A su parecer, los programas formativos hacen que los jóvenes tengan acceso y abran los ojos para saber qué es lo que el mundo laboral está demandando y comenzar su camino profesional de manera exitosa.
Coll asegura que el 80% de los jóvenes que concluyen los programas formativos de la organización son contratados para ocupar una posición dentro de sus empresas aliadas, mientras que el 62% de los egresados ocupan posiciones de liderazgo dentro de sus empresas y/o han formado sus propios negocios.