Un martini de tamal
Luego, el joven optó por estudiar un curso de mixología en la Universidad Mexicana de Mixología y para su sorpresa, mezclar y crear bebidas alcohólicas le gustó incluso más que la hotelería.
Antes de concluir este programa académico, de nueve meses, Contreras ya había entrado a trabajar en el restaurante Quintana, que se ubica cerca de la Alameda Central. Después se sumó al restaurante Carajillo para hacer sus prácticas profesionales y al mes lo contrataron como barman.
Cuando el joven entró a Carajillo ganaba 4,000 pesos a la quincena. En dos años, su salario aumentó 50%. Hoy aspira a una jefatura de barra y ya no se ve trabajando en un hotel, a menos que sea en el bar. Más allá de los tragos gratis, René asegura que su pasión por las mezclas está en que cada día conoce gente nueva y puede contribuir a que pasen un rato agradable.
Entre las habilidades más valoradas para dedicarse a esto, está la atención y el servicio al cliente, la comunicación y por supuesto la creatividad para dar vida a cada trago. Una de las creaciones más características del barman es el martini de tamal.
“Con él me gradué del curso de mixología. Es una bebida de autor y uso una técnica que se llama fat wash, que es obtención de sabores mediante técnicas grasas. De ahí saqué lo de tamal y luego extraje el sabor con un destilado mexicano y lo mezclé con otros ingredientes. Le digo martini de tamal, aunque sustituí el vodka o el Gin”, explica.
¿Curso rápido o carrera universitaria?
A sabiendas que las decisiones educativas pueden influir en el curso de nuestras vidas, la pregunta sobre qué camino seguir después de la escuela secundaria o bachillerato se convierte en un punto de reflexión para muchos jóvenes.
René Contreras lo vivió. A pesar de haber estudiado una carrera universitaria de tres años, encontró su verdadera vocación en una carrera técnica e inclusive percibe un salario mensual que supera los 5,750 pesos que reciben en promedio los mexicanos, según datos de la Secretaría de Economía. Pero, ¿cuál es la mejor opción?
La coordinadora de Educación en el IMCO, Fernanda Domínguez, señala que es fundamental considerar todos los aspectos antes de tomar una decisión porque siempre hay una excepción a la regla.
“A lo mejor este joven está ganando mucho más que una persona con una licenciatura, pero es posible que esa licenciatura sea de las peor pagadas o que la universidad elegida no dio las habilidades necesarias. Aquí hay un un escenario que no es la norma, nosotros vemos en los datos que las personas con una carrera universitaria ganan hasta 85% más en promedio que aquellos que solo concluyeron el bachillerato”, refiere la experta.
Sin embargo, Domínguez sugiere que, si bien las carreras universitarias pueden llevar a ingresos más altos en promedio y a una mayor estabilidad laboral, las carreras técnicas no deben descartarse tan fácilmente.
Las estadísticas revelan que el retorno de inversión promedio para una carrera técnica es del 6.8%, mientras que para una licenciatura es del 11%. Además, en términos de ingresos, aquellos con una carrera técnica pueden ganar hasta un 12% más que aquellos con bachillerato.
La estabilidad laboral también es un factor a considerar. Mientras que el 76% de las personas con educación universitaria mantienen empleos formales, aquellos con carreras técnicas tienen una tasa ligeramente menor del 59% y sigue siendo superior al 51% para los que terminaron el nivel medio superior.
Y en un mercado donde la igualdad de género en el ámbito laboral es un objetivo importante, la coordinadora enfatiza que es rescatable que el 72.5% de los graduados de carreras técnicas son mujeres, lo que deja ver la accesibilidad y diversidad de estas opciones educativas.
Entonces, ¿qué debe considerar un joven al tomar esta decisión? Más allá de las estadísticas, es esencial evaluar los intereses personales, las aptitudes individuales y las metas profesionales a largo plazo. ¿Dónde radica la pasión de cada individuo? ¿Qué ambiente laboral prefieren? ¿Cuál es su visión de éxito y satisfacción en la vida laboral?
Si bien es cierto que una carrera universitaria puede ofrecer una amplia gama de oportunidades y beneficios, no se puede subestimar el valor y la demanda de habilidades técnicas en el mercado laboral actual y futuro. La decisión final recae en cómo cada individuo desea aprovechar su educación y cómo encaja esta decisión con sus objetivos y aspiraciones personales.
“La educación debe ser una herramienta que empodere a los jóvenes para alcanzar su máximo potencial, ya sea a través de una carrera universitaria tradicional o una carrera técnica especializada como la de barman”, concluye la especialista.