En su estudio The Diversity and Inclusion Revolution, Deloitte concluye que la inclusión mejora el compromiso de los empleados, lo que puede traducirse en aumentos de productividad cercanos al 40% en organizaciones con políticas sólidas de diversidad e inclusión.
Mientras que McKinsey & Company, en su informe Diversity Wins: How Inclusion Matters, revela que las empresas con mayor diversidad de género en sus equipos ejecutivos tienen un 25% más de probabilidades de obtener beneficios financieros superiores a la media de su sector.
La inclusión no es solo imagen, es estrategia
Más allá de los valores corporativos, tener políticas de inclusión es una decisión estratégica. Nícte Chávez, consultora en diversidad, advierte que no incluir a ciertos grupos tiene un costo alto para las empresas. "Si no tienes políticas inclusivas, pierdes hasta un 20% del talento joven que se identifica con la comunidad LGBT+. Esto encarece los procesos de contratación hasta un 30%", advierte. Además, estas empresas enfrentan mayores tasas de rotación y el riesgo de litigios laborales si no cumplen con las normativas locales.
Pero no solo se trata del talento interno. La percepción de los consumidores también está en juego. Chávez comparte que las comunidades marginadas tienden a dejar de consumir productos de marcas que no los apoyan. "Una empresa que promueve mensajes de rechazo empieza a perder clientes. En cambio, las que mantienen políticas inclusivas pueden capitalizar un nicho que sigue creciendo", agrega.
Para empresas con presencia global, este enfoque es fundamental. A pesar de las tensiones en Estados Unidos, marcas como Apple, JP Morgan y Costco buscan cuidar su reputación en mercados donde los valores de inclusión siguen siendo una prioridad. En países como México, la legislación avanza con reformas que promueven la igualdad y la prevención de la discriminación interseccional.
Los expertos consultados señalan que las presiones políticas podrían ser temporales, pero los efectos de abandonar la inclusión podrían ser duraderos. "Trump estará en el poder por un tiempo limitado, pero la reputación es algo que se construye a lo largo de los años", dice Robledo. Las empresas que decidan ceder ante estas presiones podrían encontrar difícil recuperar la confianza de sus empleados y clientes.
Por ende, Chávez cree que, aunque algunas compañías reduzcan su visibilidad pública, seguirán apostando por la inclusión internamente. "Esto no es solo un tema de imagen. La inclusión es una herramienta para obtener mejores resultados a través del talento", afirma.
A pesar de ello, tanto Robledo como Ariza están convencidos de que aquellas empresas que decidieron distanciarse de las políticas y esfuerzos DEI tendrán que navegar en un entorno donde la diversidad ya no es una opción, sino un pilar para la rentabilidad a largo plazo. En contraste, las que se mantengan firmes, además de la rentabilidad, podrían ver crecer su reputación corporativa en cuando la presión política disminuya.