La crispación en ambos lados del Pacífico se ha calmado luego de que el presidente Donald Trump llegara el mes pasado a una tregua en la guerra comercial con China . Trump, además, resolvió otro problema al aprobarse un nuevo tratado de libre comercio con Canadá y México .
Entretanto, las empresas siguen contratando, los trabajadores gastan dinero, el desempleo es históricamente bajo y la inflación se mantiene obstinadamente baja.
El crecimiento económico de Estados Unidos parece seguir en una tendencia de 2% y se ha disipado el miedo a una recesión que se asomó a mediados del año pasado.
La economía y la política económica están "en un buen lugar", dijo el número dos de la Fed, Richard Clarida, este mes.
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De manera que tras reducir tres veces las tasas el año pasado, ahora los miembros de la Fed aseguran que no las tocarán a menos de que surjan complicaciones tan significativas como inesperadas.
"En los últimos meses han ingresado en una etapa de victoria y espero que continúen", dijo a la AFP el economista Joel Naroff.
Los mercados de futuros han tomado nota de las expectativas de la Fed y a fines de la pasada semana estimaban que las tasas seguirán igual por lo menos hasta septiembre.
Pero ¿podrá la Fed aguantar hasta entonces?
Su presidente, Jerome Powell, dijo en diciembre que la Fed vigila los "acontecimientos mundiales"; una velada insinuación sobre el menor crecimiento de China y la saga del Brexit.
El Fondo Monetario Internacional recortó este mes sus expectativas de crecimiento económico para el mundo y para Estados Unidos.
¿Lo mismo?, ¿menos?
Trump ha utilizado a la Fed como chivo expiatorio para el desempeño de la economía y no da muestras de cambiar porque sus oportunidades de ser reelecto en noviembre están atadas a la economía.
Entrevistado por la cadena CNBC, acusó a la Fed de haber entorpecido la economía al elevar las tasas en 2017 y 2018. Sin esos aumentos, el crecimiento del PIB de Estados Unidos "hubiera estado cerca de 4%", estimó.
Para 2020 los pronósticos son de un crecimiento de 2%, o sea, menor al del año pasado que, a su vez, fue menor al de 2018.
Y hay señales preocupantes.
La depresión del sector manufacturero estadounidense no parece tener fin a la vista pese a las promesas de Trump de revivir la industria.
El gasto de los consumidores se atenuó hacia finales del año pasado. También se aminoró el aumento de los salarios y el crecimiento de la contratación de personal en 2019 fue el más lento en 8 años.
"Creemos que habrá un nuevo recorte de tasas y que eso ocurrirá a mediados de este año", dijo a la AFP Kathy Bostjancic, economista de Oxford Economics.
"Para que la Fed consiga hacer un aterrizaje leve, se precisan combinaciones de política (monetaria) en la forma de más recortes de tasas", añadió.
Si bien de momento Trump está en una tregua con China, se mantienen vigentes los aranceles aplicados a dos tercios de los bienes que intercambian las dos mayores economías mundiales.
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Y a nueve meses de las elecciones, el presidente parece orientado hacia la Unión Europea contra quien esgrime la amenaza de aranceles, especialmente a los autos.
"Persiste aún una gran incertidumbre que pesa en las inversiones", dijo Bostjancic. "De manera que los riesgos disminuyeron pero no fueron totalmente eliminados", añadió.
Naroff, empero, cree que las tasas están ya tan bajas que la Fed casi no tiene tela para cortar.
Las tasas, principal herramienta de la Fed para estabilizar la inflación y maximizar el empleo, están actualmente entre 1.5% y 1.75%. Cualquier rebaja adicional dejaría a la Fed sin margen de maniobra en la eventualidad de un shock en la economía, dijo Naroff.
"No veo que hagan nada este año. Absolutamente nada", afirmó.